domingo, 17 de octubre de 2010

DOS PERSONAJES DE IMPOSIBLE OLVIDO



Con el escritor alcalaíno Guillermo García Jiénez y el rapsoda Isidro Gómez, que ya pasaron al otro lado del espejo. Han dejado un magnífico legado en le historia y la poesía. Gente de una gran calidad que supieron  alimentar la amistad con la exquisita sensibilidad. Con quien tanto he visto y vivido  entre la luz y la sombra del mundo. Supieron pronto que tanto el halago como la mala crítica ayudan a superarse. Lo mismo que las acciones de la gente clara como falsa.  Eso lo apredí bien de éstos dos grandes maestros inolvidables.



EL TIEMPO SUELE DESPINTAR LA MEMORIA

 JESÚS CUESTA ARANA

Con el mapa metereológico revuelto, inclemente el tiempo en la atmósfera y en las entrañas doloridas como la soledad del aire que se comporta, la mano de la Parca tachó el último día de la vida de Guillermo García Jiménez. No sin antes darle aviso en larga y perezosa enfermedad que se aquerenció en la fragilidad de su cuerpo; convertido ya casi en una pavesa a merced del viento. Cuando vi a Guillermo -por última vez- en la calle Ancha algecireña me pareció una escultura de cristal que fuera romperse de un momento a otro: “ Va uno por la calle ya con un bastón y un cartel en el pecho donde pone muy frágil”. Y sin embargo, por dentro se oía el sordo murmullo de su torrente de vida ; de jugar al trompo con la memoria todavía fresca como la fuente romana de la Salada de Alcalá de los Gazules donde arrancó a la vida en al año 1926.



Guillermo García, viniera como viniera los vientos, no perdió nunca el hilo y seguía dándole alivio al sufrimiento escribiendo sus memorias - hasta el último aliento– retratando letra a letra lo que fue su vida en la vida. Para contar que bajo su sosegada apariencia y fe de carbonero había mucha fogarata; lágrimas de penas y alegrías. La historia en la niñez y en la flor de la edad no fue generosa, ni buena, ni justa con él: sufrió en primera persona las trágicas sombras de la guerra. Del “triste fregao” del 36, como decía Rafael el Gallo. Sacaron a la madre, Ana Jiménez, al rayar el alba solo por bordar una bandera contraria a la idea de los facciosos. Ana. como una Mariana Pineda alcalaína, inocente; una niña encanecida a la que “se llevaron” para vestirla de fuego y muerte aliviando el aire del crimen el sonido de la alondra madrugadora y los gallos como relojes de sangre alertando más la noche que el amanecer. Y luego vino la lágrima junta del desconsuelo; de la herencia de los dos frentes sangrientos. La larga guerra de la posguerra. El silencio sobre fondo negro con banderas victoriosas al viento sobre el grito terrible “¡Viva la muerte!” de un general atrabiliario y como un colador por heridas de guerra. El exilio interior. Y Joaquín Jiménez –el hermano de Guillermo y muchacho de la guerra – rumbo a la Argentina, por predicar ideas krausistas y malos ejemplos a los trabajadores sin pan, ni sal y ni aceite. Huyó Joaquín una mañana camino de la mar con su Quijote debajo del brazo marcando con lágrimas sus pasos ateridos. Con acento porteño regresó .Disfrutó casi nada de la tierra que le dio la primera luz… Al poco tiempo se fue para siempre. Cambiando su retrato por otro retrato de aire.



Así que, Guillermo, –como en novela trágica– , vive de cerca y sufre la muerte el exilio, la sinrazón, la hambruna; la injusticia, la libertad sin vuelo, sin alas y a pesar de los monstruos goyescos del sueño de la razón, poco a poco fue echándole miel a la vida viajando por los sueños compartidos con Catalina, su mujer y Antonio Jesús, Francisco y Ana Beatriz, sus hijos .Entendió Guillermo siempre que los números rojos y negros de los almanaques no cesaban de trabajar y había que echarle azogue a los espejos sombríos. Con la niñez rota y arrullado por almas nobles, fue el hombre , –poquito a poco– con escaso equipaje, un día perdido tomar el primer tren que pasara para canjearlo por el tren de hojalata donde viajó entre la magia y las ilusiones su infancia. Fue a hacerle frente a la vida sin más arreos que un lápiz y una cuartilla de papel para recrear los fantasmas vividos.



De Alcalá de los Gazules voló a Algeciras para nutrición del cuerpo y el alma si fuera posible. Cambió la hosca realidad pasada por la fértil imaginación innata y se puso a revivir el tiempo perdido y encontrado. A rescatar el aire vivido; pero eso si: sin rencor. Recreo más la escampada que la tormenta .Borró la sangre a base de tinta. Y narró su vida entonándola con retazos de luz y huyendo de las sombras espesas. Prefirió a Charlot o a Peterpan que a los soldaditos de plomo. Cultivó amigos aquí y allí. Cinco libros escritos (Estampas algecireñas ,Capricho árabe, El Castillo de los Gazules. Lamento campesino y Los Barrios ); un fajo grande de artículos donde trataba de cine –su gran pasión– ,arte, música clásica, remembranzas, conferencias, y todo lo que emanara fina sensibilidad. En fin: intentó recomponer con elegante pluma un collage de sentimientos contrastados de la niñez escapada.



Como en e verso del Fabio en su Epístola moral, Guillermo, “igualó la vida con el pensamiento”.



Esto, no elegía de urgencia, cosa que abominaba Guillermo. Por eso he tardado meses en escribir éstas líneas para la imborrable memoria de un hombre que escribía tan bien como bueno era y que se desviva con la amistad y la pasión a sus dos paisajes: Alcalá de los Gazules, el de la niñez, y Algeciras el del hombre Dos soles que iluminó su vida. Dos astros que alejaron como la cruz de sal a la tormenta,- –en la superstición popular– las malas sombras que no dan fresco sino dolor.



Una tarde soleada de invierno –con el sol frío– en la Plaza Alta de Algeciras, entre el vaho de las entrañas y el humo del café,con la mirada perdida, quién sabe sin en los rincones o en las ferias de su infancia, le oí decir, mientras en su semblante se esbozaba una sonrisa parda:”El tiempo suele despintar la memoria ”. Sé más o menos lo que quiso decir. En su caso la memoria animó y animará los cinco colores del arcoiris.. La memoria de Guillermo se hará siempre eso : memoria.




MANO A MANO EN LA AMISTAD








Antonio Casado Puerto con Jesús Cuesta Arana. Un claro ejemplo de amistad que nunca la apaga los los vientos - que a veces soplan fuerte- del tiempo. Nos encanta a los dos la vida y milagros de Alcalá y siempre que nos vemos terminando buscando al amor de una copa de vino el tiempo perdido. De aquellos días vividos con el sol de la infancia siempre apretando. Siempre fuímos pájaros pegados a la tierra pero; aunque no se nos notaran las alas,volábamos a lo más alto para ver el mundo lo pequeño que a veces se nos quedaba. Gracias Antonio por darme siempre el ánimo y la consideración de un amigo al que quiero de verdad.

miércoles, 13 de octubre de 2010

MISCELÁNEA

ACTO PRESENTACION EN TRIANA DE UN NUEVO LIBRO SOBRE JUAN BELMONTE DE ANTONIO MURCIANO



Fotos de Paco Solis

Jesús Cuesta Arana interviene recitando su  poema  Y se fue Juan  desde Nimes a Sevilla...  


Y SE FUE JUAN DESDE NIMES A SEVILLA ...

DEDICATORIA:

A la memoria siempre soleada Rafael Belmonte Carcía, eterno compañero mío en una misma fe cantaora y torera, que siempre tenía orgullosa el alma de ser el hermano pequeño de Juan.


Llevaba el paso largo
el mentón por delante de la verticalidad
la mirada a la rosa de los vientos.

Debajo de la crespa montera
anidaba ya
el tartamudo sino
hacia la meta por donde cruza el abismo.

Por las arenas de Nimes
un hombre verdoso renace de luces
a la negra sombra
o al retorno del toro interior.

Echó Juan las bridas
quien sabe si al belfo de su propio centauro.

Entre un grito de metal y barro
se fue desde el Anfiteatro a Triana
para recalar a su placita de niño: Plaza del Altozano.

Desde Nimes a Sevilla
dos círculos se abrazan
piedra a piedra
sol a sol
sombra a sombra.
arena a arena

Y por encima en rompimiento de gloria :
bajan al ruedo
millares de toros de bronce
los toros del plenilunio
los toros de las Marismas
los toros de los ojos verdes
los toros de la memoria.

Otra vez Juan, en el óvalo del circo romano
abierto el compás

atrapa por el mástil a una guitarra lejana.

Por el chiquero va a salir
de nuevo
la primavera en puntas.

Juan otra vez sin cuerpo
capote, muleta y espada toma
y se bebe de un solo trago
el vino profundo que sabe a cante.

Un tren de ida y vuelta
de las Arenas a la Maestranza.

A esperar que los almanaques rompan
aquel ocho de abril en Gómez Cardeña.

Un último toro de juguete
con pitones de nácar
dejó correr su pequeña furia
por la nieblina del alma.

Cuando las golondrinas
viajaban sus jazmines
en una tarde sorda
Juan hizo lo que pudo.

Con el sonido de un beso de tormenta
el viejo torero se fue
solo
solito
sola la tarde
para animar su amarilla fábula.

En el circo de Nimes
arrancó Juan Belmonte otra vez a la lidia
y en los campos de Sevilla
hizo la última faena a la vida.

JESÚS CUESTA ARANA








Portada del libro


En el salón de actos del Castillo de san Jorge de Triana, tuvo lugar el acto de presentación  de un nuevo libro del coloso trianero Juan Belmonte escrito por el insigne poeta arcense Antonio Murciano. Se trata de una  obra de doble contenido por una lado se relata  una aproximación biográfica del mítico torero,con  muchos datos y referencias inéditas y por otro se recopilan poemas de 120 poetas que  de todos los tiempos que dedican poemas a Juan Belmonte  mirado desde las perspectivas más diversas.  desde Gerardo Diego, Manuel Benítez Carrasco, Luis López Anglada, Carlos Murciano, Manuel Martínez Remis, Francisco Montero Galvache, Manuel Rios Ruiz, José Bergamín, Juan José Téllez, Emilio Jiménez Díaz... El recinto se llenó en su totalidad. Se puso "el no hay billetes". Numerosos artistas, escritores, poetas sevillanos se dieron cita en tan impresionante lugar. Entre el público se encontraba Matilde Coral, Pepa Montes, Ricardo Miño, Finito de Triana, Diego Ortega, Diego Mateo el mayoral de Belmonte... Después de de las palabras de Antonio Murciano explicando el contenido y pormenores de la obra, se procedió a la lectura de algunos poetas allí presentes: Pepe Belmonte, Ángel Vela, Rafael de Cózar, Manuel Lozano Hernández, Manolo Garrido el gran poeta y autor de sevillanas célebres como "la del adiós", ¿quien no conoce aquello: "Algo se muere en el alma cuando un amigo se va...",Rosa Díaz, Manuel Senra, y Jesús Cuesta Arana. Una inolvidable velada poética con la poesía más excelente del momento en torno a un torero que amaba los libros. Desde niño Juan Belmonte leía  las novelas de aventuras y folletones que llegaban al puesto de quincallería del padre, mas tarde en el esportón de torear nunca faltó un libro para entretener las horas de soledad en los hoteles esperando la corrida, y ya en la ancianidad, hasta su suicidio en G´´omez cardeña, en el campo, mataba las horas -sobre todo en invierno- al amor de la candela. De modo que Juan Belmonte recibió su mejor homenaje en Triana: lectura de poemas dedicados a su figura sin par.




EL ALCALDE PATERNERO RAMÓN DÁVILA DÍAZ YA ES MEMORIA EN BRONCE

La escultura en altorrelieve es obra del artista alcalaíno Jesús Cuesta Arana





Foto de mi amigo-hermano Juan Rodríguez González (Juanito Ulloa) que he recibido con todo el cariño.Él estaba allí el mismo día de la inauguración de éste monumento a tan valiente y entrañable alcalde paternero.









A las seis de la tarde tuvo lugar el acto de inauguración del monumento que Paterna de Rivera dedica a unos de los alcaldes más sobresalientes de la localidad. Ramón Dávila tuvo su mandato en tiempos de la II República, destacando por su afán diario de en pro de la libertad y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y lo más desfavorecidos. Así como el logro importantes infraestructuras para el municipio. La escultura envuelta en la bandera Andalucía fue desvelada por el Consejero de Gobernación Francisco Menacho, el alcalde Alfonso Caravaca y Ramón Dávila biznieto del homenajeado. Estaban presente también Juan Gallo,Comisario para la Memoria Histórica y Alfonso Candón, Diputado Nacional del PP, Juan Ortuño,Luis Romero Acedo, Francisco Garreras, Gómez Periñán, Maribel Candón. El Consejero habló de la importancia de éste tipo de acontecimiento para engrandecer la cultura y el arte de los pueblos felicitando al autor por tan magnífica obra. El escultor Jesús Cuesta Arana, explicó los pormenores de la obra. “ A partir de una foto de carnet,de muy baja calidad, traté de figurar al personaje, con treinta años menos, utilizando cálculos y mediciones antropométricas. Con mucho punto de idealización y respetando el ropaje de la época”, señala el autor y prosigue: “era un hombre humilde, que supo compaginar el oficio de zapatero con su pasión por la cultura. Lector voraz. Su libro de referencia era el Quijote que tenía en la mesita de noche”. Era íntimo amigo del periodista paternero y compañero de La Libertaria, Miguel Pérez Cordón ( que tienen en Paterna una fuente monumento dedicados a ellos, obra también de Jesús Cuesta Arana ).
Al acto concurrieron familiares directos, nietos, biznietos y tataranietos de Ramón Dávila, quien no pudieron ocultar la emoción del momento contagiada a los numerosos asistentes. Se vieron a algunas personas de edad que llegaron a conocer y a tratar al personaje de cerca, felicitando al autor por su lograda obra. Todos coincidían en lo mísmo: “Lo tratamos de cerca y está clavaíto. Tal como él era, con su mirada y porte serio”. El público asistente salieron elogiando la escultura al mismo tiempo que felicitaban al autor, quien abiertamente iba explicando la gestación de la escultura. Con ésta obra,como caso curioso, son ya cinco los monumentos realizados por Cuesta Arana en la misma población.
Acto seguido en la Casa de la Cultura tuvo lugar una conferencia del escritor e investigador José Luis Gutiérrez Molina,quien fue presentado por el alcalde Alfonso Caravaca. El autor hizo un largo recorrido y analizando el contexto histórico y la linea de pensamiento de Ramón Dávila y su excelente gestión como alcalde dentro de una situación política compleja,de grandes enfrentamientos ideológicos, lo que no excluyó a llegar a acuerdos puntuales para salir de situaciones difíciles. Culminó así un acto de justicia y reconocimiento de Paterna de Rivera a uno de sus hijos más preclaros que ya es memoria de bronce al aire libre.



CULTURA

Cuesta Arana modela al alcalde republicano Ramón Dávila Díaz

04/02 · 14:56 · Fátima Reyes
Jesús, modelando.
  Jesús, modelando.
D e su estudio en Pico del Campo, en Alcalá de los Gazules, han salido auténticas obras de arte. Grabados, pinturas y esculturas, principalmente, que se exponen en lugares públicos o forman parte de colecciones privadas repartidas por todo el mundo y que en España se cuentan por centenares en todas las técnicas y estilos. Inmerso en la actualidad en un complejo proceso de creación artística y atareado en diversos proyecto, el artista y escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana afronta ahora, por encargo del Ayuntamiento de Paterna de Rivera, un nuevo reto: realizar un monumento al alcalde republicano Ramón Dávila Díaz, un altorrelieve de mediano formato dedicado al que fuera alcalde Paterna entre 1931 y 1936.

“No es tarea fácil”, afirma el artista, ya que “sólo se conserva de él una fotografía tamaño carnet de muy baja calidad, donde aparece el antiguo alcalde muy envejecido al filo de los noventa años, con rasgos muy graves e indefinidos”. Por ello, el primer paso, según el escultor, ha sido “tratar de rejuvenecerlo, utilizando técnicas varias atendiendo a los rasgos más esenciales”, ya que al parecer sus fotografías “por miedo o por esa extraña costumbre de echar a la hoguera las imágenes familiares una vez desaparecidos, son prácticamente inexistentes”.

Ramón Dávila Díaz fue alcalde de Paterna entre 1931 y 1936, municipio donde nació el 19 de julio de 1882, falleciendo en Cádiz en 1968. De hecho, en un próximo libro sobre los alcaldes republicanos que editará la Diputación Provincial de Cádiz, escrito por varios autores, uno de ellos el historiador José Luis Gutiérrez Molina, hace una interesante aproximación sobre su biografía y carrera política.

De origen humilde, zapatero de oficio, Ramón Dávila Díaz llegó a la alcaldía de Paterna a los 49 años, siendo miembro del partido azañista Izquierda Republicana. Admirador de El Quijote, cuya novela leyó y releyó como libro de referencia, fue duramente represaliado y sufrió en propias carnes los desastres de la guerra. Ha pasado a la historia de Paterna como un excelente alcalde que se desvivió por la clase trabajadora y los jornaleros.


Una escultura recordará al que fuera alcalde Ramón Dávila Díaz

La obra pertenece al escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana y fue descubierta por su biznieto
J. M. RUIZ / PATERNA DE RIVERA | ACTUALIZADO 30.12.2011 - 08:56 Diario de cádiz
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El biznieto de Ramón Dávila descubre la escultura ante las autoridades.
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El consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, ha presidido en Paterna de Rivera, el acto de inauguración de una escultura del que fuera último alcalde de la Segunda República en la localidad paternera, Ramón Dávila Díaz, con la que se pretende "recuperar la memoria histórica de aquellas personas que apostaron por la libertad y la democracia aún a costa de su propia integridad", según destacaron las autoridades presentes.

El homenaje contó con la presencia del actual alcalde, Alfonso Caravaca y miembros de la familia del ex regidor municipal, entre los que estaba su biznieto, Ramón Dávila que fue el encargado de descubrir la escultura tapada con la bandera andaluza.

Menacho declaró que "es nuestra obligación moral y legal contribuir a reparar la memoria personal, familiar y colectiva de los andaluces que fueron represaliados por defender sus ideales".

El consejero de Gobernación tuvo palabras de agradecimiento para el autor de la escultura, el artista, Jesús Cuesta, quien ha realizado el trabajo a partir de una pequeña fotografía de tipo carnet.

El resto del Mundo
Paterna ‘inmortaliza’ a Ramón Dávila

02/01/2012. Sergio Pérez Aragón / Redacción.  Diario Bahía de Cádiz
Una escultura del que fuera último alcalde de la II República en Paterna de Rivera, Ramón Dávila, fue descubierta hace unos días en la localidad, con la que se pretende “recuperar la memoria histórica” de aquellas personas que apostaron por la libertad y la democracia aún a costa de su propia integridad. En este homenaje en el municipio paternero y ante la presencia de la familia y autoridades, el consejero de Gobernación y Justicia de la Junta, Francisco Menacho, afirmaba que “es nuestra obligación moral y legal” contribuir a reparar la memoria personal, familiar y colectiva de los andaluces que fueron represaliados por defender sus ideales.

El que fuera primer edil del Consistorio de Paterna en cuatro ocasiones entre 1932 y 1936, fue perseguido por su trabajo para lograr mejores condiciones económicas, sociales y políticas en el municipio. Dávila destacó por su afán diario de en pro de la libertad y  el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y lo más desfavorecidos. Así como el logro importantes infraestructuras.

La escultura envuelta en la bandera de Andalucía fue descubierta por el consejero, el actual alcalde, Alfonso Caravaca, y un biznieto del homenajeado. En el acto estuvieron presentes también Juan Gallo, Comisario para la Memoria Histórica; Alfonso Candón, diputado del PP en la Diputación y en el Congreso; Juan Ortuño; Luis Romero Acedo; Francisco Garreras; Gómez Periñán; y Maribel Candón, entre otros.

Menacho habló de la importancia de éste tipo de acontecimiento para engrandecer la cultura y el arte de los pueblos felicitando al autor, Jesús Cuesta Arana, por “tan magnífica” obra.

“A partir de una foto de carnet, de muy baja calidad, traté de figurar al personaje, con treinta años menos, utilizando cálculos y mediciones antropométricas. Con mucho punto de idealización y respetando el ropaje de la época”, explicó el propio Cuesta Arana. “Era un hombre humilde, que supo compaginar el oficio de zapatero con su pasión por la cultura. Lector voraz. Su libro de referencia era  el Quijote que tenía en la mesita de noche”. Era íntimo amigo del periodista paternero y compañero de La Libertaria, Miguel Pérez Cordón (que tienen en Paterna  una fuente monumento dedicados a ellos, obra también del artista alcalaíno).

Al acto concurrieron  familiares directos, nietos, biznietos y tataranietos de Ramón Dávila, queno pudieron ocultar la emoción del momento contagiada a los numerosos asistentes. Se vieron a algunas personas de edad que llegaron a conocer y a tratar al personaje de cerca, felicitando al autor por su lograda obra. Todos coincidían en lo mismo: “lo tratamos de cerca y está clavaíto. Tal como él era, con su mirada y porte serio”. El público asistente salió elogiando la escultura al mismo tiempo que felicitaban al autor, quien abiertamente iba explicando la gestación de la escultura. Con ésta obra, como caso curioso, son ya cinco los monumentos realizados por Cuesta Arana en la misma población.

Acto seguido en la Casa de la Cultura tuvo lugar una conferencia del escritor e investigador José Luis Gutiérrez Molina quien fue presentado por el alcalde. Hizo un largo recorrido y analizando el contexto histórico y la línea de pensamiento de Ramón Dávila y su excelente gestión como alcalde dentro de una situación política compleja de grandes enfrentamientos ideológicos, lo que no excluyó a llegar a acuerdos puntuales para salir de situaciones difíciles.

Culminó así un acto de justicia y reconocimiento de Paterna de Rivera a uno de sus hijos más preclaros que ya es memoria de bronce al aire libre.





22 Dic 2011

Paterna de Rivera recuerda con un monumento al alcalde Ramón Dávila

Escrito por: Eduardo Montagut Contreras el 22 Dic 2011 - URL Permanente .EL PAIS
La localidad de Paterna de Rivera rinde homenaje al alcalde Ramón Dávila con un relieve en bronce del escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana. que será descubierto por el consejero de Gobernación, José Luis Menacho, acompañado del alcalde de Paterna, Alfonso Caravaca; y del Comisario para la Memoria Histórica, Juan Gallo, en la Avenida Blas Infante. El acto tendrá lugar el próximo día 29, a las 18.00 horas.
Con este reconocimiento se dará cumplida justicia a un paternero insigne, que desde la humildad supo trabajar desde la Alcaldía por los más desfavorecidos.
El escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana ha retratado al personaje desde la seriedad de un hombre que luchó por las ideas y que se desveló hasta el final por la libertad , el cumplimiento de la justicia y, por ende, por el bienestar de un pueblo al que conocía de cerca. Terminó sus días en Cádiz en un taller de zapatería. En los cuatro ratos libres se dedicaba a su pasión favorita, la lectura..
El descubrimiento del monumento al alcalde Ramón Dávila se realizará en un acto que está abierto a todas las personas que quieran sumarse a este homenaje.


PATERNA DE RIVERA

Un relieve en bronce dedicado a la memoria de Ramón Dávila Díaz

28/10 · 12:48 · Cádiz Información
Jesús Cuesta Arana.
  Jesús Cuesta Arana.
El alcalde paternero Ramón Dávila Díaz tendrá muy pronto un merecido homenaje en Paterna de Rivera. La inauguración de un monumento dedicado a la memoria de este insigne paternero (prevista para el 2 de noviembre, aunque aplazada para después del 20 de noviembre), realizado por el escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana, donde trata de reflejar a “un alcalde sencillo que trabajó y luchó por su pueblo”.

Paralelamente a la inauguración del monumento, el prestigioso profesor José Luís Gutiérrez Molina dará una conferencia sobre el significado histórico del personaje.

El profesor Gutiérrez Molina, prolífico investigador y gran conocedor del tema y del contexto histórico, va a trazar en una interesante conferencia la figura del alcalde paternero y su labor meritoria, en su doble condición de trabajador y máxima autoridad del pueblo.

Ramón Dávila Díaz nació en Paterna de Rivera el día 19 de julio de 1882, falleciendo en Cádiz en 1968. De origen humilde, zapatero de oficio, llegó la Alcaldía de Paterna de Rivera con 49 años de edad.

Miembro del partido azañista Izquierda Republicana, durante su mandato fue muy querido por sus grandes cualidades como luchador en pro de los desfavorecidos y por su cercanía con las necesidades del pueblo en una época muy difícil.

El escultor Jesús Cuesta Arana, después de mucho tiempo de estudio, lo ha reflejado con pose de autoridad, pero al mismo tiempo se trasluce que dentro de él hay un personaje noble y sencillo.

El artista debido a la poca documentación gráfica que existe sobre Ramón Dávila, lo ha recreado utilizando métodos muy aproximados para situarlo en la época que ejerció como alcalde. En la obra hay muchas claves simbólicas que hablan de la libertad y la autoridad bien ejercida.

Paterna de Rivera recuerda con un monumento al alcalde Ramón Dávila

La localidad de Paterna de Rivera rinde homenaje al alcalde Ramón Dávila con un relieve en bronce del escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana. que será descubierto por el consejero de Gobernación, José Luis Menacho, acompañado del alcalde de Paterna, Alfonso Caravaca; y del Comisario para la Memoria Histórica, Juan Gallo, en la Avenida Blas Infante. El acto tendrá lugar el próximo día 29, a las 18.00 horas.
CULTURA

Paterna recuerda con un monumento al alcalde Ramón Dávila

22/12 · 08:19 · Trafalgar
La localidad de Paterna de Rivera rinde homenaje al alcalde Ramón Dávila con un relieve en bronce del escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana. que será descubierto por el consejero de Gobernación, José Luis Menacho, acompañado del alcalde de Paterna, Alfonso Caravaca; y del Comisario para la Memoria Histórica, Juan Gallo, en la Avenida Blas Infante. El acto tendrá lugar el próximo día 29, a las 18.00 horas.

Con este reconocimiento se dará cumplida justicia a un paternero insigne, que desde la humildad supo trabajar desde la Alcaldía por los más desfavorecidos.

El escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana ha retratado al personaje desde la seriedad de un hombre que luchó por las ideas y que se desveló hasta el final por la libertad , el cumplimiento de la justicia y, por ende, por el bienestar de un pueblo al que conocía de cerca. Terminó sus días en Cádiz en un taller de zapatería. En los cuatro ratos libres se dedicaba a su pasión favorita, la lectura..

El descubrimiento del monumento al alcalde Ramón Dávila se realizará en un acto que está abierto a todas las personas que quieran sumarse a este homenaje.

NOTICIAS-Consejería de Gobernación y Justicia- Junta de Andalucía

Menacho recuerda la figura del último alcalde de la Segunda República en Paterna de Rivera, Ramón Dávila (29/12/2011)

El consejero pronunciando su discurso
El consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, ha descubierto una escultura del que fuera último alcalde de la Segunda República en Paterna de Rivera (Cádiz), Ramón Dávila, con la que se pretende "recuperar la memoria histórica" de aquellas personas que apostaron por la libertad y la democracia aún a costa de su propia integridad. En el homenaje en el municipio paternero y ante la presencia de la familia, Menacho ha declarado que "es nuestra obligación moral y legal" contribuir a reparar la memoria personal, familiar y colectiva de los andaluces que fueron represaliados por defender sus ideales.
Para que su memoria no caiga en el olvido, según Menacho, es preciso que recordemos nuestra historia y la de quienes forman parte de la misma porque de este modo evitaremos que se repitan hechos como los vividos por Ramón Dávila. En este sentido, el titular de Gobernación y Justicia ha recordado que el que fuera primer edil del consistorio de Paterna en cuatro ocasiones entre 1932 y 1936, fue perseguido por su trabajo para lograr mejores condiciones económicas, sociales y políticas en el municipio en el que gobernaba.
Por último, el consejero ha agradecido la colaboración del Ayuntamiento de Paterna en la recuperación de la memoria histórica. Además, ha tenido palabras de "agradecimiento" para el autor de la escultura, Jesús Cuesta Arana, quien ha realizado el trabajo a partir de una pequeña fotografía de tipo carnet.


DIARIO Bahía de Cádiz

Paterna de Rivera: Una escultura recordará al que fuera alcalde Ramón Dávila Díaz

Diario de Cádiz, 30.12.2011 - 30 diciembre 2011
La obra pertenece al escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana y fue descubierta por su biznieto

J. M. RUIZ / PATERNA DE RIVERA | ACTUALIZADO
El consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, ha presidido en Paterna de Rivera, el acto de inauguración de una escultura del que fuera último alcalde de la Segunda República en la localidad paternera, Ramón Dávila Díaz, con la que se pretende “recuperar la memoria histórica de aquellas personas que apostaron por la libertad y la democracia aún a costa de su propia integridad”, según destacaron las autoridades presentes.
El homenaje contó con la presencia del actual alcalde, Alfonso Caravaca y miembros de la familia del ex regidor municipal, entre los que estaba su biznieto, Ramón Dávila que fue el encargado de descubrir la escultura tapada con la bandera andaluza.
Menacho declaró que “es nuestra obligación moral y legal contribuir a reparar la memoria personal, familiar y colectiva de los andaluces que fueron represaliados por defender sus ideales”.
El consejero de Gobernación tuvo palabras de agradecimiento para el autor de la escultura, el artista, Jesús Cuesta, quien ha realizado el trabajo a partir de una pequeña fotografía de tipo carnet.





Tres generaciones de la familia  del alcalde Ramón Dávila





















Instantáneas de la Inauguración del monumento que estuvo presidida por el Consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, junto al alcalde de Paterna Alfonso Caravaca, el Diputado Nacional Alfonso Candón u el biznieto del homenajeado Ramón Díaz. 







MISCELÁNEA













NUEVO LIBRO CON FONDO Y LATIDO
DE ALCALÁ DE LOS GAZULES



PRÓLOGO

Aparte de compartir un paisaje, vivencias comunes, rutas más sublimes y la amistad que no se diluye, a pesar de tanto tiempo de obligada ausencia, alejamiento, –no espiritual–, que viene a ser como la mítica arpa romántica de Bécquer siempre presta a levantarse y andar, quizás por eso: Jorge Romero Vera, aquel niño que fue (en boca de Gabriel Celaya) a gritos me llama hoy con su silencio. De modo, que tanto él como uno mismo, con alguna generación por medio, nos acordamos de lo vivido y el brujuleo de la ceca a la meca. Éramos peritos en todos los vientos y de toda la pajarería del mapamundi del titirimundi alcalaíno.

A Jorge como a todos los niños la fantasía le quemaba a flor de piel. La poca edad le hacía ver siempre en tecnicolor aquélla Alcalá retratada en blanco y negro. La sombra de la posguerra fue larga como tantos días sin pan. La chiquillería vivía en una burbuja, ajenos a la realidad histórica, transformándola en otra mágica realidad y se reinventaba –por mor de la penuria– sus propios juguetes: un tren de hojalata por arte de birlibirloque se convertía en un barco y si se atizaba más la imaginación en un avión. ¿Acaso no se puede recrear el mundo con un papel, un bolígrafo, una pluma o un ordenador? ¿No es esto lo que ha hecho Jorge Romero Vera con éste nuevo libro? La poesía es –o viene a ser– la palabra sentida en alianza con la memoria y la imaginación, en una intransferible interpretación de la naturaleza o en la existencia en toda su magnitud. Lo que se ve o se mira en la vida nunca es comparable con la infinitud

de la mente. Por ende, escribir – es una máxima– es dar forma a lo que uno siente, piensa o imagina. Para ello son necesarios, de acuerdo con Miguel Delibes, tres pilares fundamentales: un ser humano, un escenario y una pasión. Así es.

El contenido de este libro se estructura en dos cuerpos bien diferenciados como lo indica con meridiana claridad su propio título: Mis poesías y las de mi bisabuelo José Vera Fernández. Por un lado, la poesía descriptiva y testimonial, con ribetes de romancero popular del bisabuelo José Vera (1884-1930) y en otro escaño, la poesía intimista y sensitiva del biznieto (1932). Recorrer sus páginas es una delicia porque no solamente refleja lo palpable, lo puramente telúrico, sino que se establece una corriente espiritual. Un libro entreverado de ancestros, de sombras pasadas no solamente de gran valor lírico, sino antropológico en muchas de sus secuencias. Retratos y costumbres con mucho latido y flama interior con el suelo, cielo y entresuelo de Alcalá de los Gazules, en nítido parafraseo de la preciosa observación de Rodríguez Marín.

En éste libro, de doble composición y autoría, se refleja tanto dos épocas, como dos éticas y estéticas distintas. Escrito por dos mentalidades muy distintas en el tiempo y la observación; aunque en el fondo haya mucha afinidad y más si manda la voz y la masa de la sangre. Se mezcla la alegría de vivir, con la lágrima triste o emocionada, la fina ironía con el fogonazo sentimental. En una acertada adaptación del ojo y la mirada lo mismo a la luz que a la sombra. Una gavilla de imágenes más o menos cercanas y un canto general a los sentimientos universales y el vivir cotidiano trazado desde una cosmogonía particular. Un universo mundo de gente sencilla y notoria con sus lances y desencuentros. Personajes aprehendidos en el fuego y norte de la intrahistoria, poniendo especial acento en una memoria colectiva alcalaína con la mirada de dos poetas contemporáneos de la tierra.

El numen poético cíclicamente desciende del parnaso a una pura razón fisiológica. A veces tan vital y perentoria como el agua fresca del cántaro. Eso, si: la poesía debe traspasar siempre el juego de las palabras. El intríngulis está no en el vuelo alicorto, no; sino en la capacidad de remontar y sobrevolar por la profundidad del aire.

La poesía de Jorge Romero Vera, es natural, libre el verso, asonante, sin artificios ni revueltas de huera retórica y pedantes elucubraciones. Se deja arrastrar por el estímulo del momento, soplado a la vez por la esencia y la ambientación. Dominado por ése viento misterioso de la emoción que le alborota y que le anima por dentro como fuente de vida que lo llena todo. Donde manda el corazón siempre habrá arte. Arte para vivir. Arte para sentir.

Este autor alcalaíno, tiene –entre otros muchos– un mérito principal: es capaz de conectar lo mismo la sensualidad, con cierta veta erótica, que con su niño interior nunca perdido. Un vuelo abierto a la pureza de corazón y buenos sentimientos como es marca de la casa. Una sucinta autobiografía íntima en versos como una suerte de muestrario de sensaciones interiores. Transmuta la realidad como expresión sincera con mucha pureza emocional y con una atmósfera límpida e incontaminada de reveladoras claridades. Transparente como el chorro primitivo de la fuente de la Salá, un reloj de agua que todavía marca los trabajos y los días de Alcalá de los Gazules. El paisaje y el escenario del oficio de vivir o convivir con el paisanaje. Personajes de imposible olvido como el Gran Potoco, un Quijote que sorteó los molinos del hambre y soñó con la gloria torera hasta el suspiro final, su divina locura le llevó a no dejarse arrastrar por el oleaje y los gigantes del tiempo. Manolito Cielo – ¡precioso remoquete! – que sin saber hacer la o con un canutero de caña, era capaz y capataz de descifrar la vida de las estrellas del firmamento y todo el calendario con su santoral. El 18 de julio de 1936, hubo una lluvia de estrellas (las Perseidas o Lágrimas de san Lorenzo),

la gente le preguntaba, “Manolito, ¿porqué corren las estrellas?” y el vaticinio cierto del sabio del pueblo: “lo mismo vamos a correr nosotros”. Y saltó la guerra incivil. Juan Rarro (hijo de Manolito Cielo), de dura fisonomía pero de infinita ternura, y sus ojillos chispeantes lidiando el toro marrajo de la miseria, con su canastillo desvencijado donde cabía lo mismo un mendrugo de pan que la luna si fuera preciso. De personajes singulares de Alcalá se podría escribir el Espasa entero. Toda una almáciga de sentimientos –desde la luz y la sombra– conforma la reciente obra poética de Jorge Romero Vera: el amor imperecedero y sus cegueras que no cabe en el reloj; el deseo de ser artista para darle forma y luz a lo vivido o figurar el cuerpo amado; la impresionada belleza de la mujer y el canto al misterio de la inspiración; la deliciosa coplilla a la niña de las Viñas; la afición encendida por la tauromaquia y el siempre enigmático atractivo del totémico toro bravo; el aria triste que siempre marca la muerte de un hijo como una lágrima alargada y perenne; la explosión vital de la primavera; la Semana Santa con su clamor de saeta y el azahar blanqueando el vuelo de la golondrina; el deseo menos metafísico del acierto de una “buena primitiva”; el baile flamenco dando motete y rienda al temperamento sureño; el burrillo Platero con su pelaje evocador; el cante flamenco y sus razones incorpóreas; el canto a las tres madres: la Virgen de los Santos, la madre Isabel y la madre-hermana Sor María del Amor ( la inolvidable Julia, todo alma y corazón), una santa tangible y un océano de agüita clara, que vivió siempre desde su sonrisa iluminada y luminosa, desviviéndose por los demás. Julia allí arriba está, con su hábito de nube blanca, donde siempre será lucero de la mañana. El que suscribe quiere recordar a los demás hermanos de Jorge, de los que siempre tengo el buen recuerdo de sus calidades humanas y de la misma atmósfera vivida: Pepe, Felipe, Lutgarda, Julia (una adoración), Paca, Manolo, Santiago, Eugenio y Alfredo (al que rozo más en nuestra Alcalá, al fragor de una copita de buen vino y siempre nos vamos a la caza el tiempo perdido). Y

a Pepe Romero, el padre de todos, mediando con su bendito oficio de molinero, para convertir el trigo en pan.

Cualquier creación – un libro, en éste caso– es un puente abierto a la aventura del espíritu, donde lo que cuenta no es la llegada, el superobjetivo o la meta final, sino su apasionante recorrido, cada paso dado, cada instante vivido forma parte in pectore del vuelo de los recuerdos. Se podrá expresar los sentimientos mejor o peor; pero la fe y la entrega del autor siempre merece un respeto imponente.

Aunque distante en el tiempo pero parejo en el microcosmos alcalaíno, José Vera Fernández, ofrece una miscelánea de recuerdos con forillo amarillento y mucho latido familiar. Hombre natural, con más cultura en la sangre que en la academia, mimado por la ciencia infusa, de verbo pronto, ingenioso y ocurrente a más no poder. Capaz de improvisar como nadie el instante vivido a golpe de versos. Un doctorado de la vida y sus conjuntos. Basta con echar un vistazo a su obra escrita para palpar su escepticismo, fina ironía y a veces sarcasmo; veta brava, sal gorda y pimienta a granel. Salpicaduras de fatalismo árabe y hasta una gota de estoicismo senequista si es menester. Los avatares de la vida política desde la enérgica denuncia al encendido elogio; retratos entrañables del mismo pueblo y más allá del término; al caletre y gracia repajolera de Tío Pedro Vera, su primo, otro vate popular y trovero; los estragos de los malos gobernantes y la diatriba a los cambiantes de camisa o camaleónicos; humoradas, chuflillas y cuchufletas; la sempiterna brecha entre obreros y patronos: los pecados renuentes por exceso y por defecto de la sociedad; la defensa a rajatabla de la democracia; un corolario de dudas, rendijas, sinsabores y malos augurios sobre la marcha del país y su fiel reflejo en Alcalá ;retales y retazos de sentimientos contratados. Los desastres de la guerra contra el moro (el Rif); sobre la imperiosa necesidad de la cultura y el progreso; el socorrido y milenario pan y toros para distraer al pueblo de la lacerante realidad o para aventar los oscuros vientos de la

miseria; el incordio de la censura; el enigma de la flores; de la saeta, el pasodoble y el kirieleisón poniendo música de fondo; la solisombra de la monarquía y el socialismo; de la virtud de la monjas, siempre con sus almas en divino vuelo ; a la esposa María “una mujer juncal con todos sus pelendengues”; el sereno y el cartero( entre la noche y el día) avisando estrellas y noticias; el periódico anticaciquil El Castillo de Alcalá, dirigido por Manuel Sandoval, espejo y norte, incomodando y removedor de conciencias y diluyendo entuertos. El eclipse de sol y el vuelo del aeroplano; el himno a las Cortes de Cádiz, el ejército, el sindicato, el ayuntamiento, el campo, el casino, la cacería… Con el canto final al amor (y hasta al amor libre); a la vida y a la muerte que llega cierta. Todo esto y mucho más contiene la obra poética de José Vera. En definitiva el pálpito y prodigios de un pueblo amado y sufrido a compás de versos, ora desde la sonrisa ora desde la tristeza. Versos que suenan como el martilleo sobre el yunque según sople el fuelle y el ánimo; desde el quejío tragirrábico de la seguiriya a las alegrías de Cái. Al fin y al cabo, un libro es un trasunto de quien lo escribe, que exponiendo se expone al desnudar los sentimientos primarios o trascendentes. José Vera, con ésta obra ha puesto una estatua en su memoria fundida en papel y tinta. Nos ha legado éste retrato escrito en sepia de un Alcalá que también vivió a todo color y que por mor de éstas páginas sobreimpresionadas nos mirará siempre –desde las veredas del tiempo- con ojos que son al fin y al cabo nuestros mismos ojos. Cuando éste día de hoy, se vaya alejando… ya nos habremos convertido también en retratos fantasmas y serán otros los que nos miren desde el silencio hablador.

El que ambos autores, con éste libro, hayan trasladado sus gozos y sus sombras, seguro que habrá dado cumplida respuesta al lector interesado en ésta especie de crónica sentimental con acento y vida alcalaína – en dos tiempos– escrita en versos.

Antiguamente los chiquillos jugaban en la Alameda a pisarse las sombras. Por muchos pasos que se dieran la sombra era inabarcable, nunca tenía fin. ¿Qué sería del ser humano sin el reflejo de sus recuerdos?

Decía Juan Belmonte (el Pasmo de Triana) que “el toreo y todo en la vida tiene que tener poesía”. Una magnífica media verónica para rematar.

Jesús Cuesta Arana
Pintor y Escultor



El autor con el presentador y la Hermana Mayor del Beaterio Ana María Cordón, la concejala de Cultura Estela Sánchez





MANO A MANO EN LA AMISTAD






Antonio Casado Puerto con Jesús Cuesta Arana: la vida entera con la amistad intacta.¡¡¡Y lo que queda por lidiar y reir!!!...





JESÚS CUESTA ARANA,HIJO PREDILECTO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES


Texto: Antonio Casado Puerto




Por unanimidad de todos los grupos presentes en nuestro Ayuntamiento, se ha aprobado la propuesta presentada por Izquierda Unida – Los Verdes para que se nombrara Hijo Predilecto de Alcalá a nuestro vecino y amigo Jesús Cuesta Arana.
Ésta es una noticia que sin duda alegrará al pueblo entero y que no hace sino reconocer la valía de alguien que vive entre nosotros de la forma más natural posible.
Yo conocí a Jesús cuando éramos unos adolescentes, a través de Ricardo Rodríguez (Ulloa, para los amigos) y recuerdo algunos buenos ratos de entonces.
Aun tengo colgada (y lo que le queda) en una pared de mi casa aquella pintura que Jesús me regaló, a medio terminar, realizada con una “técnica mixta”: óleo, bolígrafo bic negro y Kanfor marrón sobre una tabla (que resultó ser un tablero perteneciente a una cama vieja que ni Jesús recordaba de dónde había salido). Quedamos que yo lo invitaría a Ceuta y así él podría terminarla allí mismo, cosas ambas que evidentemente, nunca se hicieron.
Eran los tiempos de The Rangers Black, los bailes en el “Sindicato” y los paseos por La Playa.
Ha llovido mucho desde entonces y aquel chico aspirante a pintor, hoy es un artista con un prestigio reconocido y valorado.
Si todo va como está previsto, el nombramiento será público el año que viene, dándole su nombre a una de nuestras calles (por cierto ¿a cuál?).
Además, se programará una Semana Cultural sobre su obra en la que se desarrollará una exposición de sus obras en sus tres facetas de pintor, escultor y grabador.
Y se espera que a todos estos actos, acudan artistas de reconocido prestigio.
Aquí se queda mi felicitación pública y espero que 2011 sea el año Jesús Cuesta en Alcalá de los Gazules.
Un abrazo, amigo.


UN PASEO DE SEIS DÍAS POR MADRID CON LA MIRADA PUESTA A TRAVÉS DEL OBJETIVO DE UN MÓVIL




De vez en cuando, viajo desde el taller-estudio  - mi querida soledad- de Pico del Campo en Alcalá de los Gazules (Cádiz) a Madrid. la atmósfera y vida de ésta gran ciudad,desde siempre actúa de germen inspirador en toda mi obra creadora. El variado muestrario de lugares y gente;escenas y costumbres, así como la sorpresa o el encuentro de las más variadas formas de vida y concepciones espirituales,siempre amparado por la curiosidad, me anima a inventar bien desde el barro o los colores o con el tecleo del ordenador nuevos universos, nuevos mundos que están dentro de éste, pero que ejercen un enigmático poder sobre la realidad de la fantasía o la fantasía de la realidad,según se mire.
Pasen y vean con sus ojos ésta mirada mía de Madrid y su latido, en unos días y en unas circunstancias concretas que va desde el silencio a la bulla, desde los sueños, la magia y el misterio de Chagall hasta el grito conjunto y callejero de una huelga. El relevo de la guardia real en el Palacio de Oriente. Desde la siempre inquietante escultura viviente hasta la fuerza arrolladora de una corrida de toros. Desde la cosmopolita Gran Vía a la doméstica taberna de Altonio Sánchez, desde la humildad de los santos en el escaparate hasta el escalofrío de la cruz de Cuelgamuros. Desde el Ángel Caído a la vida en bronce del Quijote y Sancho... Desde la finura del maniquí al grotesco personaje de barro, como un encantado Golem de andar por casa... El día y la noche con sus imágenes evocadoras.El contrapunto del arpa y el organillo. Como todo está en los libros, todo está en Madrid. En el Rastro es posible comprar hasta nuestra propia sombra,