lunes, 31 de marzo de 2014

POEMAS PARA EL PASMO DE TRIANA Y PEPE LUIS

Estos versos dedicados a los dos sublimes toreros sevillanos, fueron recitados por Jesús Cuesta Arana, acompañado a  a la guitarra por el excelente guitarrista cordobés Miguel Ángel Laguna en el Salón de la Real Maestranza de Sevilla. El autor los reproduce aquí a petición de muchos amigos y aficionados. Va por Ustedes.


     




El Viejo Pasmo, óleo de Jesús Cuesta Arana.





Y SE FUE JUAN DESDE NIMES A SEVILLA ...


DEDICATORIA:

A la memoria siempre soleada de Rafael Belmonte Carcía, eterno compañero mío en una misma fe cantaora y torera, que siempre tenía orgullosa el alma de ser el hermano pequeño de Juan.


Lleva el paso largo
el mentón
por delante de la verticalidad
la mirada a la rosa de los vientos
 y besado de eternidad.

Debajo de la crespa montera
el tartamudo sino
anida ya hacia la meta
por donde cruza el abismo.

Por las arenas de Nimes
un hombre  renacido de luces
va al retorno del toro interior.
O a la negra sombra que gime.


Echa Juan las bridas
quien sabe si al belfo
de su  centauro
que por dentro le grita
desde su rescoldo trianero.




Entre un grito de metal y barro
se va desde el Anfiteatro a Triana
para recalar a su placita de niño:
Plaza del Altozano.


Desde Nimes a Sevilla
dos círculos se abrazan
piedra a piedra
sol a sol
sombra a sombra
arena a arena. 

Y por encima,
en rompimiento de gloria :
bajan al ruedo
millares de toros de bronce
los toros del plenilunio
los toros de las Marismas
los toros de los ojos verdes
los toros de la memoria.

Otra vez Juan,
ahora vestido de plata
 en el óvalo del circo romano
 abierto el compás
atrapa por el mástil
a una guitarra lejana.

Por el chiquero
 va a salir
de nuevo
la primavera en puntas.

Juan otra vez sin cuerpo, arde
capote, muleta y espada toma
y se bebe de un solo trago
el vino profundo que sabe a cante.


Un tren de ida y vuelta
de la  Arenas a la Maestranza,
a esperar que los almanaques
rompan
con toda su pena
aquel ocho de abril
 en Gómez Cardeña.


Un último toro de juguete
con pitones de nácar
deja correr su pequeña furia
por la neblina del alma.

Cuando las golondrinas
viajan sus jazmines
antes de que la noche ruede
en una tarde sorda
Juan hace lo que puede.

Con el sonido de un beso de tormenta
el viejo torero se va
solo
solito
sóla la tarde;pero inmensa
para animar su increíble fábula.

En el circo de Nimes
Arranca  Juan Belmonte
otra vez a la lidia
 y en Sevilla,
en un cortijo blanco
entre flores y palmeras
hace la última faena: a la vida.

              
                                                                                                       




La última media verónica del Sócrates de San Bernardo,en la recta ya de los ochenta años.

(Foto cedida por su hijo Lolo Vázquez,entrañable amigo)




 JOSE LUIS... ¡¡¡PEPE LUIS!!!



Sevilla entera
es puro alhelí,
 y se viste de luces
cuando torea:
¡¡¡Pepe Luis!!!!

Y hasta la misma Triana
con su Juan Belmonte,
suena con sus yunques de fragua
al olor de la albahaca.

La corriente del Guadalquivir,
detiene su historia
al rumor de la Maestranza,
y eleva la memoria
 al lancear  de Pepe Luis.

Por encima de la plaza,
La Giralda se reluce
dando oficio a las campanas.

En el albero de tabaco y oro,
lleno de finura, magia y salero,
aparece el rubio Pepe Luis,
 serenidad frente al toro
a pies juntos o a compás abierto.




Se abre el cielo,
se rompe la gloria,
silenciosos los tendidos,
torea el de San Bernardo
capaz de convertir
por arte de birlibirloque,
un cartucho de pescaito frito
en moñas de jazmín.





Pepe Luis, claridad,
la mirada,
el pelo,
el alma... ¡Todo Él!
Es agua sobre el espejo
o espejo sobre el agua.

En las tardes de divino soplo,
parece miel,
también vino.
Cuando flamea la muleta
se detiene el  gran  río, solo.

¡Qué emoción!
¡Qué sortilegio!
¡Qué lagrimas sin dolor!
¡Llora el corazón de alegría!
¡Otra vez Pepe Luis,
viste de luces a Sevilla!


Ni la bulla del triunfo
ni la sangre derramada,
que también la hay,
con su cornada de espejo
no le muda  la calma               
ni le alborota el semblante.

Templa por igual los aceros
que el aire del alma.
 Ángel entre la tierra y el cielo,
para torear,  lo hace con las alas
le sobran las manos
y los pies y ... el cuerpo entero.





Verlo se figura un sueño,
una pompa de jabón,
un portento,
frente a la furia del pitón,
un pétalo de azahar al vuelo,
una  ilusión.

Entremedia de la tragedia
entre Él y el toro,
alegra la alegría
más que torear:
celebra la vida.




José Luis, tan sencillo,
sigue pisando
en grácil el movimiento,
la eterna primavera
de abril en Sevilla,
despacio,
despasito,
va el siempre torero
con su retrato de poesía
por las rutas del tiempo.

Citando de frente los recuerdos
 desde la soledad del campo
a  su álbum de brisa y fuego.
Siempre  con una pena,
una malasombra latente:
Manuel Rodríguez,
¡¡¡Manolete!!!



NOTA:
            En este enlace se puede ver filmado, aunque con mala calidad, la intervención de Jesus Cuesta Arana en la Maestranza.



http://www.youtube.com/watch?v=i6-v5UmpK0w









IMÁGENES NOMBRAMIENTO DE JESÚS CUESTA ARANA COMO HIJO PREDILECTO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES


Jesús Cuesta Arana es nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad de Alcalá de los Gazules. Un día grande para el polifacético artista alcalaíno que ve reconocida toda una larga trayectoria tanto en la pintura,la escultura como en la literatura . Imágenes para el álbum sentimental.






                                                                 

































EN EL HOMENAJE A JESÚS CUESTA ARANA 

El inolvidable maestro de escuela  don José Arjona Atienza,  que dio los primeros vuelos en las letras y los números al artista, dejó caer estas sentidas palabras -con mucho tono primitivista o con aire del niño que nunca se despegó del alma- donde los recuerdos se alimentaron de la emoción del momento.

                              

SONETO


Todo un pueblo ante ti se ha reunido
 orgulloso por ser tú de Alcalá
y han llegado de aquí, también de allá, 
al reclamo de un nombre y apellido.

A tu obra humilde se ha rendido 
y ojalá que te aclame, ojalá,
porque el premio que logras, desde ya,

te hace ser predilecto y escogido.

Solo tú, con dos más, lo ha logrado,
 tanto honor, tanta fama y tal altura, 

por tu arte, tu esfuerzo y tu agrado.


Desde hoy ya te une otra atadura 
a tu tierra que amable ya se afana

en hablar, aún más, de CUESTA ARANA.

Cuando pasa el Nazareno
 por tu calle, moribundo,
la mirada de un Dios bueno
 miró tu piso, sereno,
y vino Jesús al mundo.


Con el costado abierto
y colgado de una cruz
va el Cristo frío y yerto;
 cuando JESÚS pasa muerto 
es cuando nace JESÚS.

Como sin querer la cosa
de la noche a la mañana
 surgió, cual planta hermosa,
 colorista y deliciosa
el niño Jesús CUESTA ARANA.
                            
                               --------------------------


El maestro y aquel niño que fue su discipulo



Aquí estáis alcalaínos
con vuestro amigo y paisano, un ser sencillo y cercano
con albores campesinos. Mas eran otros destinos
los que le reserva el mundo, y en su viajar errabundo llegó tan alta su gloria
e indeleble su memoria como su rastro profundo.
Las primeras sensaciones son la luz y el color,
y pasan las procesiones y con tantas emociones nació también un pintor.
De este modo tan sencillo de aparecer por la vida, nos sorprendió un chiquillo con aires de luz y brillo
y de artista sin medida


Y con tanto colorido
y figuras desgarradas
dan color y dan sentido
a un niño recién nacido cuando suenan campanadas, ..

Traía el niño aquel
el arte a manos llenas, en la derecha un pince!
 en la izquierda un cincel
y la palabra, en las venas. 
y cuando al mundo llegó
 desde aquel remoto día, lo que él quiso pintó,
en escultura esculpió
y todo con maestría.

El campo te definió
la vocación de tu arte,
 más tarde te consagró 
y tu obra se forjó
y prestigio vino a darte.

Y con frases de bella factura
tú recuerdas del campo tu infancia,
 días de pan y de barro perdura
en tu mente que añora aventura
y que, en parte, quedó en la distancia.

Desde aquel lejano día
al redoble del tambor
del Cristo que ya salía,
 mientras que JESÚS nacía 
nació un gran escultor.

Cuando en un distante día
 que supe de esta ocasión
 el corazón me pedía
 dedicarte una poesía 
salida del corazón.

Por esta corazonada
y ante tanto arte hecho,
mi espíritu se anonada.
yo ante ti no hice nada, 
menos que un niño de pecho.

De todos bien conocido
ç y de todos estimado
a pesar de que alejado
y gran parte en el olvido,
 es también desconocido. 
y es su obra ignorada
por más que sea agrandada;
 algo menos su persona, 
dislate que se perdona
por ser materia privada.

Tu conversación agradable variada,
 fluida y amena
 hace que seas entrañable,
 atento, fino y afable,
cosa que vale la pena.

Yo me quedo anonadado
al saber lo que he sabido,
 tantas tallas esculpido,
 tantos cuadros has pintado 
que me quedo sorprendido.


Y desde el día aquel
 ya su vida es la pintura
 y es su vida el pince!
la paleta, el cincel,
el buril y la escultura.

Tanto artículo escrito, 
casi llega -al infinito,
 tanto tema abordado
tantas teclas has tocado 
que me parece inaudito.


Tu obra artística es tanta
 y tanta tu producción que,
 añadida tu afición
 tu apellido se agiganta. 
Tu figura se levanta
 viendo tanta medianía
 como se ve cada día

con nombres de medio pelo 
que apenas alzado su vuelo
 ya presumen de ufanía.

Y en tu loca fantasía
 y en tu ansia sin igual
 no dejas para el final
por si ei tiempo se te acaba. 
Tu ilusión caminaba
por caminos y senderos

no pisados por "Plateros", 
pues es en tu juventud
 cuando sientes la inquietud
 por Boticelli y Dureros.

Aunque Jesús es tu nombre
 milagros tú no has de hacer
 tu milagro es aprender
sin que nada a ti te asombre.
 Eres tan solo un hombre 
lleno de fe y voluntad
de ingenio y capacidad
que hace lo que se propone 
que larga meta se impone
y logra perpetuidad.

Con el "Álbum de los Vuelos" y la "Candela y los Vientos"
 dejas pues dos monumentos, 
y en "Cuentos de Navidad". 
Tanta es tu diversidad
que ni lo entiendo ni explico 
que tu obra no tiene fin
y cual veloz bergantín 
metes la pala y el pico
de bronce en Villamartín.

¿Jesús, a ti no te CUESTA robarle horas al día

tú no te echarás la siesta,
ni irás a esa fiesta
que tanto te apetecía?
Tú te has trazado un camino
 que sigues a tu manera
y haces con mucho tino
un busto a "Sainz de Andino" 
que otro a la "Petenera".



Y en tu afición sin parar 
corre tu literatura
paralela a tu escultura
lo que es digno de admirar ,
Mas, pienso que es tu pintura.
tu pasión más preferida
y la más correspondida
a tu mundo de expresión
con mayor dedicación

a tu entrega más querida.

Siendo un artista total,
lo mismo escribe que pinta
 y en su arte sin igual
coge un cincel para el metal
 que un "boli" con mucha tinta.


Ni el mismo dios de las Artes, 
el mismísimo griego Apelo

no lo impartió en todas partes,
 solo tú que lo compartes
 porque te lo dio a ti solo.

Por un extraño camino
 llegó Alcalá a tener,
 porque lo quiso el destino
 un artista pueblerino
y en ella vino a nacer.
De este modo pudo ser
que un día feliz, de mañana, 
o tal vez al amanecer,
la cigüeña fué a traer

a Don JESÚS CUESTA ARANA.

El Don porque te enaltece
 por ser Hijo Predilecto,
la Autoridad te lo ofrece

. y Jesús se lo merece 
por ser su Arte perfecto.

Y pasando a otra cosa
 te hablo de Literatura
que es ciertamente hermosa, 
hoy no lo hago en prosa

sino en poesía pura.

Oigo Jesús tu afición
 al arte de tu pintura
de la pluma y la escultura
que produce admiración.
En tu extensa producción
 tienes cuadros en todas partes 
y amando todas las Artes
y en tu libre cautiverio
pintas un mural al Beaterio 
que con todos ya compartes.

Puedes, tú, queja tener
que ignoremos tu valía.
 mas, vivimos el día a día
 porque al fin hay que comer. 
Que eso del Arte es hacer 
de la vida algo difuso,
algo diáfano y confuso
y estando los tiempos duros 
algunos no están seguros 
que pueda tener buen uso.

Y es tanta su confusión
y su admiración es tanta
 que se niega y se levanta
 su alma y su corazón.
Son ciegos de profesión 
que no saben comprender
 que un pueblo pueda tener
 a un escondido artista
y, recobrada la vista
les llega a sorprender.
  
Saben que no está en su lista
 los que a ti te conocieron
 algunos de ellos no vieron
 que eras tú un gran artista.
 Tan grande fue tu conquista,
 tanto en Madrid y en Sevilla
 que admiran la maravilla
que uno solo forman tres,
que uno solo es el que es
no siendo cosa sencilla.

Que es el mismo el que firma 
un cuadro y una escultura
un libro de envergadura
y él sabe lo que afirma.
Su obra también lo confirma 
y él se empeña y se afana 
dando siempre en la diana,
 y en su largo caminar
el que se pone a firmar

es el mismo CUESTA ARANA.

Sufres porque te ignoraron
 los que a ti te conocieron
a ti a quien te tuvieron
por un chico muy formal
y en un artista genial 
llegas de la noche al día, 
te conoce Andalucía,
de Francia la capital
y en cualquier lugar podría 
ser un alguien sin igual.
.
Yen tu mundo saltarín
 por cada vía o sendero
 cual camina un andarín 
ni oyes agudo el clarín
y entras al mundo torero.

Tú abriste de par en par
 todas las puertas del Arte;
 tú supiste sujetar
en casi todo o en parte
los duendes de la Estética. 
Tú serías de la Bética
nuestro LEONARDO cercano,
 tú no fuiste de Sevilla
ni tampoco italiano;
solo fuiste maletilla.

En tu afición juvenil
te atrae el mundo torero,
y entre quiero y no quiero
 y los triunfos del momento
 te hace cambiar de intento,
 la capa por el cincel,
la espada por el pincel
y, como puedes con todo,
 haces figuras del lodo
y se aleja el redondel.



Si no manejas la espada
 tú no te lo propusiste
al ver que un toro te embiste
y, que, en una revolera
te aplaude la plaza entera
 desde el ruedo a los tendidos
 y dejas a los entendidos
en una tarde incierta
con la boca medio abierta
 y nublados los sentidos.

Y yo me hago una pregunta 
más propia de un profano,
 ¿no tiene Sevilla junta
tanta afición que despunta
 de Triana al Altozano
para escribir una obra

de tamaña envergadura?
 porque afición ya le sobra 
más mérito en ti eso cobra
 y el elogio más perdura.

¡Porque atreverse a escribir 
poniéndose de horizonte,
el intentar describir,
y en grueso libro decir
quién fue Don Juan Belmonte!
obra; 
El monstruo del toreo
fue el "Pasmo de Triana",
 fue en la Plaza apogeo, 
fue locura y fue mareo
 fue dominio y filigrana.
 Desgarbado y peculiar
 en su toreo y hechura,
 nunca se vio torear
ni a tal altura llegar
con aquella su figura. 

Y quiero ya terminar
pues ser pesado no quiero,
 mucho más podría hablar
 y muchas cosas contar 
que no salen de! tintero.

Ya que tú has triunfado
 fuera en su total dimensión,
es tu misma afición
la que admira tu madera.
 Cual torero sin montera 
digno de toda alabanza
 se despide tu Alcalá
y, sin ser la Maestranza,
 no conoces la "espanta"
 ni tu deseo se alcanza,

Tu habrás soñado despierto
 con la corrida de toros
de brillos, de plata y oros
y el aforo cubierto.
El miedo medio encubierto 
çen ese día ferial,
y en una tarde triunfal
entre palmas y entre mieles
 cambiarías los pinceles
por la seda y el percal.

Hoy tu pueblo agradecido
 que lo aireas con denuedo,
 te airea tu apellido
que no lo echa en olvido
 y pide tu 'vuelta al ruedo.
Y entre palmas y entre gritos
 ahora sí que ya acabo, 
aldeanos y eruditos
entre aplausos infinitos

te entrega orejas y rabo. 

PREGÓN SAN JORGE 2013. ALCALÁ DE LOS GAZULES




























PREGÓN FIESTAS DE SAN JORGE 2013.

POR JESÚS CUESTA ARANA

(Hijo Predilecto de la Ciudad de Alcalá de los Gazules)














Ilmo. Señor Alcalde, Dignísimas Autoridades civiles, eclesiásticas y militares, Señoras y Señores que ya pregonaron, Querida familia, Respetable público. Todos en la amistad.



  Por primera vez, con el nervio del debutante, me doy el orgullo de ser pregonero en mi pueblo. Si antes no lo hago -me invitan a dar todos los pregones posibles, desde los religiosos a las festividades populares- culpo tal vez al  miedo escénico, que va retrasando el minutero, hasta que  ha llegado el año, el día y la hora. Puede que se deba a una pregonada timidez. Y aquí me tienen. al socaire del fandango de Maera,  recordado cantaor alcalaíno,  que de niño escucho en un tablado en la Alameda:

                                              
  Yo no sé lo que le pasa
  al cantaor  de taberna
  que cuando sube al escenario
  le tiembla las piernas.

  
En ese trance me veo yo ahora, menos mal que, después de los primeros capotazos, por experiencia, se pasa el miedo y ya se expone uno a la voltereta o al revolcón.

     Es de ley que el que expone se expone. Lo mismo que el que pregona se pregona así mismo. Aunque sea voceado con idénticas palabras no hay pregón igual, como no se parecen tampoco -aunque se diga lo contrario- dos gotas de agua.

   Voy a vocear -desde dentro- este pregón como lo veo y lo siento, en presente histórico, para que estemos más próximos en el tiempo, si es posible.
    
  Hoy me tomo el oficio de las campanas  para pregonar un acontecimiento religioso, festivo -y vinícola- que todo hay que decirlo.

 Aunque resucitada hace poco tiempo, las fiestas de san Jorge, en su expresión popular, es  un sucedáneo de aquellos toros de cuerda o gayumbos, en el siglo XIX, que se sueltan por las calles en fechas tan señaladas como el Sábado de Aleluya, la Fiesta de san Jorge y el Día de la Cruz de Mayo: la memoria retiene al célebre toro “Ciriaco” que tanto susto, juego y holgorio suministra a la concurrencia. De tan bravo como es  el animal berrendo, su piel  se expone en la Alameda a la veneración popular ¡Son tiempos de color sepia!

     La celebración de ritos populares o fiestas con toros se remonta a la civilización cretense, y por todo el Mare Nostrum (3.500 años) se extiende hasta abarcar la bien llamada Piel de Toro. Ahora, en pleno siglo XXI, los festejos con sueltas de reses bravas cruzan su momento de mayor esplendor ¿Cuál es la clave? Queda mucho por investigar. Quizás esté en la fuerza de la tradición y la transmisión oral.

      Donde acuda la juventud hay larga vida. Y las fiestas de san Jorge dibujan un hormiguero de gente nueva. Basta con echar una ligera ojeada.

 Ya que estamos en esta atmósfera y lugar de fervor religioso. Apuntar que este tipo de diversión popular tiene su reflejo con motivo de celebraciones religiosas. Una vez, sacan a un santo para interceder por la peste que diezma al país. La epidemia cesa. Luego, se hace la promesa de correr un toro para rememorar el milagro. En este punto, llama la atención que muchas fiestas de este jaez, se celebran al amparo de festividades religiosas. Sin embargo, varios papas optan por su prohibición, alegando que exponer la vida de tal manera constituye un atentado a la inmoralidad. Un suicidio.

  ¿Cómo pregonar una fiesta que se pregona por sí sola? Voy a tratar de salir airoso del trance. Lo mismo que en las obras de Veermer o en Las Hilanderas de Velázquez, donde se pinta  un cuadro dentro de otro, o en el teatro de Pirandello, donde se ve una escena dentro de otra escena. Voy a tratar de mirar el pregón dentro de un pregón o mejor dicho: un pregón dentro de  los pregones que se oyen en Alcalá. En una suerte de la vida voceada en un pueblo. Los pregoneros ocupan un lugar de privilegio en la variopinta galería de personajes populares. Unos referentes y modelos para comprender mejor los usos y costumbres de la vida cotidiana. El ingenio popular para vivir o más bien para sobrevivir. Los pueblos meridionales - la gente del sur nuestro- son más fértiles en imaginación, expresivos e impresionables. Pregonan sus mercancías más poética y artísticamente. Cada uno con sus propias estrategias, veteadas a veces con la picaresca y la granujería. Pero siempre ofrecen una nota de color al páramo de los tiempos. Una cosa es vender y otra saber vender.  El pregón, en esencia, en su genuina expresión es un reclamo publicitario, luego hay que rizar el rizo en la persuasión y el regateo. A lo sucinto del pregón,  con su palabra justa, hay que añadir la buena labia, la buena vista o el “buen quinqué” y sobre todo conocer el género. El secreto está en dar énfasis, acentuar o arrastrar las palabras para que suenen. Lo mismo se airea un bando que se vende minerales, plantas, animales, alimentos, vestido y toda clase de cacharrería. A cada cosa su tiempo, a cada tiempo lo suyo. Un muestrario de memoria sonora de las voces de un tiempo en Alcalá. Gritos que quedan grabados en el aire de los recuerdos.

     Alcalá, desde el alba, hasta el lubricán o al fenecer el día y a veces en la alta noche, se figura como un surtidor de voces que se renuevan, cada día, como el agua del cantarito fresco. El pregón encarna una publicidad gratuita e inmediata, sólo cuesta y se gasta la voz. La forma más antigua de anunciar. En los tiempos de san Jorge, precisamente, en la Roma Imperial, surge el pregón (praeconium), que viene a ser una promulgación, o publicación en voz alta en los sitios públicos, que conviene que todo el mundo se entere. Con la figura de los praecones que son claros antecedentes de los pregoneros en sus diferentes modalidades. De manera que, el santo nuestro del caballo blanco (pureza) y el dragón (pecado) ya escucha de viva voz a los pioneros del pregón.

     Vamos a abrir este álbum sonoro y sentimental, que nos va a trasladar a la vida de Alcalá, con el soplo de aire renovado que viene a refrescar de vez en cuando la memoria.

    A eso de rayar la mañana, con el reino del frío y la cafetera echando humo, como pequeña locomotora, con los ojos todavía fruncidos por el sueño, los chiquillos preparan el portalibros a la vez que los mayores se disponen a la brega diaria, mientras que de la calle llega la primera voz de la mañana: “¡Calentitos los llevo!” “¡Cuidado que queman!” Es Juan Panera con la canasta a reventar de molletes que parecen soles blancos. O tal vez lunas blancas. A la vez que entra en competencia un zagalete: “¡Molletei que están calientei! Molletei!” Sustituye la ese por una i en un extraño  apaño lingüístico.
 No cuesta imaginar a los panaderos -toda la noche en vela- en las tahonas, modelando y horneando  las obleas gordas de los molletes y las teleras de pan que ya esperan el primer aceite, manteca con zurrapa y ánimo de la mañana.

   A la vez que el sol va repellando, poco a poco, por el cielo arriba , antes del canto del mediodía ,en las calles adoquinadas con fuerte aroma medieval, se levantan las voces de los hortelanos: “¡Qué tomates y qué papas como las del Vaticano!” “¡Hace un rato estaban en la mata!” “¡El melón escrito carnudo y superior!” “¡La sandía gorda!” “¡La fruta del tiempo!” “¡Mira qué acelgas y qué lechugas!” “¡Los rábanos y los pepinos!” “¡Ajos! ¡Los ajos!” “¡Zamboas gordas y tiernas llevo!” Mientras van dejando atrás un tufillo a manzana y a yerbabuena.

   Ya con el sol partiendo el cielo en dos, como el chorro de humo de un avión, Felisa la gitana; toca negra de lana con flecos, hasta en verano, renegrida como una corteza de pan del Mauro, en un cestito de pleita porta labores de punto y crochet que pregona rajada la voz, como el frío raja en las noches de invierno: “¡Patines!” “¡Gorritos!” “¡Toquillas!” “¡Abriguitos pa los angelitos!”

     Muchos años atrás -según oigo referir a mi abuela Ana-, de vez en cuando, se presenta un hombre de la parte de Sevilla, ya entrado en años, largirucho y muy  escaso de carne, que recuerda el espíritu de la golosina. Al contrario que los demás no suele recorrer el pueblo, sino que se aposta en un lugar fijo. Tiene tan potente y grave la voz que parece que sale desde el fondo de una tinaja. Se oye en la mitad del pueblo y en la otra también. Su pregón: “¡Alitas pa los ángeles!” Se trata de unas alitas de papel o algodón para disfrazar a los niños. Una delicia pregonera.

   Con la mañana en todo su furor, en la curva de la Alameda, un hombre voz en grito lee un papel, bueno hace el paripé: no sabe leer. Para tal menester se acompaña de un guardia municipal que hace las veces de apuntador. Como una vez a Ragel el basurero (Rengel) no le salga la voz de dentro, Juan Úbeda (Juan el gitano) que le toca apuntar, le conmina: “¡Más fuerte, hombre, que no se oye!” La voz sube pero el pregón queda así:

  De orden del señor alcalde ¡más fuerte hombre, que no se oye na! Se hace saber que esta tarde de tres a seis queda cortado el suministro de agua por avería en la acometida.

Una parábola de la inocencia entronizada.

    El mañaneo se va cubriendo cada vez de más voces con el gritar destemplado de Pichorto el Viejo: “¡Por una gorda rajo uno y por dos reales, seis!” En una suerte de adivinanza o acertajón (Higos chumbos). A pocos metros, Garrobo  con muy poquita voz, cuya onda expansiva no llega a los diez metros: “¡Con esta frescura engordan las criaturas!” “¡A ver quién lleva estas brevas! Voces y más voces y eso que todavía no ha engordado el día: “¡Palmitos!” “¡Tagarninas sabrosas y tiernas!” “¡Espárragos trigueros!” “¡Cabecillas de alcauciles!” “¡Madroños!”

   Mientras que por la calle abajo, la imagen del viejo calero se desliza pausadamente. El pueblo de palmo a palmo. Caiga el solitrón o más agua que cuando se ahoga Bigote: “¡Niña la cal blanca, el calero, niña el calero!”. Detrás de aquella piedra blanca que hierve en el agua, hay mucho sudor acumulado. El recuerdo siempre de la calera del Pozo de Enmedio. Parece mentira que de un montón de piedras oscuras y mucho “monte” cortado resulte el prodigio de la cal. El portento de
pintar de blanco cegador a todo el pueblo de Alcalá. El blanco violento de la cal andaluza. Un milagro del fuego y de la piedra.

   Otras veces, casi siempre desde el fondo de la mañana, rompe la tranquila actividad el sonido del chiflo, un hijo menor de la flauta griega del dios Pan.  Se divisa a un hombre con un híbrido  entre bicicleta y carro, que le sirve tanto para desplazarse, como mesa de trabajo. El artilugio se apaña con un ingenio de piedras rotatorias. Es el afilador. Asegura la gente al oír el pitido: “¡Va a mudar el tiempo!” “¡Ya está aquí el amolichi! Aunque el sol caliente; pronto asoma un nubarrón. ¡Y agua! ¡El testarazo de agua! El silbato del afilador, sigue sonando todavía, como un soplo ardiente del aire que la memoria nos regala desde su silencio apasionado. Un  reducto de la nostalgia.

(Mientras ando en la faena de idear y redactar este pregón, será una casualidad de las casualidades -no digo yo que no-; en el centro de Sevilla, en la calle Hernando Colón, a contados pasos de la Giralda, al pasar por allí veo a un afilador de porte cañí, en vez de bicicleta usa moto, toca varias veces el pito cuyo sonido se pierde en la barahúnda, el ruido de la calle. Es día 21 de marzo. Luce un día primaveral, incluso el calor aprieta. Al día siguiente, amanece lloviendo. Misterios y supersticiones que trae la vida).

     En una especie de diálogo abierto, con el tiempo y sus caras perdidas, en la sinfonía blanca que son las calles del pueblo, sigue sonando la mañana. La vida de Alcalá contenida en una sucesión de pregones. “¡El limpia! ¡El limpia!” “¡Dejo los zapatos como el charol!” Al Betunero con Franco en todo lo suyo le dicen El Republicano. Una rareza. Pero otra rareza más grande todavía: también hay un guardia municipal que le  apodan República. Y todavía más: Currito el Guapo, cuando se carga de vino -lo que ocurre más de lo preciso y conveniente- grita a veces en la alta madrugada “¡Viva el Rey  y viva la República!” (La ingenua contradicción lo salva y la autoridad se hace la vista gorda). Tres voces mirlo blanco en unos tiempos refractarios -como el agua y el aceite- de todo lo que suene a libertad. Un simpático guiño a la historia.

   Cuenta mi madre que de niña, sobre todo con el viso de la primavera, llega un hombre muy escaso de estatura, mostachón espeso como un cepillo y chapeo de palma enorme, que más parece un sombrajo que otra cosa. La gente chistosa dice que el buen señor, con tal tocado, aparenta un ratón debajo de una taza. Pregona así: “¡Al piruli de la China! ¡Al pirulí del Japón!” Detrás siempre lleva una patulea o una gurrumina de niños que les canta en tono jocoso:

                                                  
El tío del pirulí
tiene unos grandes bigotes
que le llega del cogote
del cogote a la nariz
                                         
¡El tío del Pirulí!
¡Piruli! ¡Piruli!

   
   Al hombre según le viene la veta reacciona, de una manera u otra. Es decir, de buen grado o echa sapos y culebras por la boca de tanto berrenchín. Nunca se sabe de dónde viene el tío del pirulí. Aquel hombre raro. Un misterio.
    Otro personaje que pide salir del cajón de la memoria es el arropiero, llega desde el Puerto de Santa María. Otro hombrecillo, de escasa estampa, presenta  por la parte de la coronilla un lobanillo como un huevo de dos yemas, que sobresale entre la maraña de pelo crespo y grasiento. Viste terno muy sobado, de los tiempos de María Fojingue. A veces, hace sonar a la vez una matraca, lo que le proporciona más contundencia al pregón, que entona con saborcillo arabesco:

“¡Arropías de Turquía derechitas y retorcías!

    (La arropía es una tira recta y alargada de color rosa fuerte y blanco, formando una trenza, hecha a base de caramelo).

   Pero si hay un pregón intemporal que se instala para siempre en la nostalgia, lo traza cada día Ramón el Latero, con su soniquete de jarcha moruna: “¡Yo el latero!” Imagen que nunca se traga el olvido -por mucho que trabajen las manecillas o los dígitos del reloj- la de aquel hombre de boina capona y calada ya con mucha batalla, como la chaqueta de dril con una y mil vueltas. Grave y serio, al que la pobreza  no resta cierto aire de elegancia y saber estar natural. Camina algo derribado por el lado donde cuelga el pesado cajón de las herramientas. Gobierna lo mismo un paraguas, que una olla o que una sartén. Todo lo que sea susceptible de ser soldado. A veces alguien le protesta: “¡Más vale comprar un cacharro nuevo que repararlo!” Entre dientes, el humilde latero masculla herido  en su dignidad: “¿Usted sabe lo que vale el estaño?” Ramón el Latero, con su pregón tan pegadizo, todavía parece que de un momento a otro va a sonar su voz por cualquier sitio que marque la brújula. Eso parece. Da la sensación. Hace tiempo que  muere  y con él se va también su oficio.

    Con el pueblo en chiribitas,gobernado por las calores, ambulando  por la calle va un muchacho, por todo el mapamundi del titirimundi alcalaíno, que empuja un carrito blanco, con dos tapaderas en el lomo, que con sólo verlo da frescor: “¡Al rico mantecado helado!” Mientras que, por la otra punta de la calle, un hombre con borriquillo moruno cargados de tiestos de barro deja sonar con soniquete calé: “¡Cántaros frescos de Lebrija!”

   La maquinaria de la memoria sigue repoblando la mente. Como tratando de rescatar los fantasmas perdidos en la niebla. Hay otros pregones que se elevan en el tiempo y en el espacio, no tienen estación ni hora, suenan lo mismo en la niñez de la mañana que ya bien aventajada la tarde.

   Curra la Gitana. Morena cañí y ojos verdes como la aceituna gordal, con su voz bronca y media lengüeta da al mensaje cierto toque surrealista ¿Cómo se puede interpretar, a oído pronto, la comparación de un macho cabrío con el combustible que da lumbre y amor al brasero, a la copita? “¡Picón gordo como cabrón! (Carbón, quiere decir). Cuando se despide el invierno se afana toda ella en otro menester. “¡La cal branca como el albodón!” Vende lo mismo el blanco que el negro. Los dos productos hijos de la candela y del fuego. Una vez al contemplar un retrato de Antonio Machín no se puede contener: “¡Ojú, el gachó es más negro que lo que yo llevo sufrío!” Graciosa como ella sola. Se ríe hasta del hambre y de su sombra también.

   Llega el circo. Ya el altavoz, con su sonido metálico, empieza a marcar el declive de la viva voz. Va a marcar una línea imaginaria, es como una radio en movimiento; aunque la voz sale gangosa con muchos ruidos parasitarios: “¡Gran Circo Price!” ¡“Por primera vez en Alcalá”! ¡“Dos únicas funciones”! “¡Con Pinito del Oro la mejor trapecista del mundo!” “¡Y los inigualables payasos, Hermanos Tonetti!” Al mismo tiempo, a la par, los chiquillos andan revueltos  y deseosos de entrar en otros nuevos territorios donde se ven leones, tigres, jirafas, panteras... como en los cuentos de aventuras.

   O aquel velonero que viene de la parte de Lucena  golpeando ¡clic-clic! los objetos de metal  a modo de campanilla, a la vez que va alumbrando la voz en esta deliciosa rima:

                                                       
 ¡El velonero
 va por la calle,
 con su campana
 dale que dale!

       El castañero, ya con los vientos cercanos de las Pascuas, con su olla pintada de yeso a modo de anafe ambulante, chorreando un torrente de humo, empalmando, una y otra vez, la misma retahíla en graciosa ironía: “¡A  una peseta  el cuartillo y algunillas salen sanas!”

    Al aire de la Plazuela, aunque era azacana, aguadora, eventualmente, se ve a María Perico, más que pregonar habla a los viandantes: “¡Alhucema y espliego pa quemá!”¡ “¡Llevo también el orégano pa las aceitunas!” “¡Y el perejil que también es bueno pa el mal aliento y la yerbabuena que mata  las lombrices!”

  Voces y más voces van conformando el mural sonoro de la vida diaria. Perdido en la lejanía se oye una voz anónima con mucho aguardiente y tabaco en la garganta:

                                                        

¡Buscad por los rincones
que crían chinches y ratones! 
                                                                  ¡El trapero!
¡Que se va el trapero!

 
   Y la estampa rezumando ternura de Manolito Cielo -sin hora precisa- ofreciendo un ramo de flores de papel, a modo de biznaga, que el mismo realiza y que lleva  pinchado con un alambre a una  patata gorda. “¡Llevo las flores que no hay que regar! ¡Le echa usted colonia y son de verdad!” Manolito Cielo -¡qué bonito sobrenombre!-, es el padre de Juanito Rarro, sin ilustración alguna, ni siquiera saber firmar para el avío, también es perito y descifrador de las estrellas y astros del firmamento, meteorólogo infuso  y profeta certero. La misma noche que salta la guerra con sus ríos de sangre -18 de julio de 1936-, se produce un corrimiento de estrellas, las llamadas lágrimas de san Lorenzo o las Perseidas. La gente asombrada le pregunta a qué se debe tal fenómeno: “Lo mismo que corren las estrellas así vamos a correr nosotros” La respuesta. Y así es. Lo canta la historia.

   “¡Ya está aquí el loco de los caramelos!” Dice la gente al oír el  emocionante pregón de Macandé. Parece increíble que tal descomunal voz, llena de contrastes flamencos, habite en un cuerpo tan endeblito. Caramelos agridulces como fiel reflejo de su vida que siempre se pintó estrecha. Nunca los canta igual, depende de la inspiración del momento. Muy personal con aires asturianos. Macandé está hoy en la historia del cante flamenco. Su quejío-pregón con tanta sangre gitana llega como un estremecimiento y eso que el hombre ofrece endulzar la vida:

                                             
Y a la salida de Asturias
y al entrar en la montaña,
fabrico mis caramelos
pa yo venderlos en España,
los llevo de menta,naranja y limón
de Lagartijo y Guerrita
 de Joselito y Belmonte y de Vicente Pastor.
                          

  Los caramelos, no lo fabrica en el lugar donde los canta, sino en La Línea de la Concepción, Cádiz y Vejer de la Frontera, donde vive por un tiempo. Ya no quedan viejos alcalaínos que se acuerden de tan imborrable pregón y personaje mágico.

   El Gran Potoco de Alcalá se pasa la vida entera viendo la gloria venir. Gloria que nunca llega. Hasta el último suspiro quiere triunfar en la torería pero los toros se le vuelven, por fas o por nefas, molinos de viento. En el Paseo de Mochales (Paseo de la Playa) suele colgar en una larga berlinga aviones de madera, de su creación, que las ráfagas de viento los hace volar, como si fueran de verdad. En vez de vocear la mercancía, delirante, se pregona así mismo:

                                                  

 Alemania tuvo fama,
 por sus grandes inventos,
 pero hoy Alcalá la supera
 y bien demostrado está,
 por esta gloria taurómaca
 nacida en Alcalá.


   Sigo pasando el álbum de los sonidos: Los moros con chilaba y fez pregonando alfombras en un mundo de poco lujo y poca casa: “¡Paisa alfombras de Persia!” El puesto de los tejeringos a la orilla de la Alameda regentado por Joaquina y sus hijos. Esta vez, el jumerío que invade media atmósfera del pueblo, con su aroma de calentitos, hace las veces de pregón. El humo es la voz. Lo mismo que el oficio de campanero, que en vez de pregonar con la voz, lo hace con las campanas. Digamos que la torre se humaniza y pregona con sus campanas a la vez la tristeza (dobles) que la alegría (repiques).

   En el hueco de la madrugada, en la madurez de la noche, la voz del sereno  parte el silencio. En un pregón solitario entre el sueño profundo y la duermevela o la vigilia. Marcando un tiempo cronológico al compás del tiempo atmosférico: “¡Las tres y sereno! ¡Las cuatro y estrellado! ¡Las cinco y lloviendo!” De esa imagen ahora mismo  llega el recuerdo.

   Cuando asoma la feria todos los sonidos se mezclan en un pregón conjunto: La diana floreada al abrir la mañana, la voz del tío de la tómbola o del vendedor de los algodones de azúcar y la manzana acaramelada en rojo pasión y el buen turrón de Jijona. Todo un frenesí.  Algarabía  y desconcierto de sonidos que queda prendada para siempre en el alma infantil. “¡Ya está la rata debajo de la lata!” se trata de una rifa, donde el roedor o la roedora, para ser más políticamente correcto,  después de unas vueltas, señala con el hocico el número premiado, que nunca toca, seguramente está advertido el animal. Pero la gente sin maldad pica; caen como chorlitos, como lo hacen todavía con los trileros. Entremedio, de tanto barullo, las cunitas de Botones. Todo el universo-pueblo se sube a aquellas barcas volanderas como buscando el mar en el aire. Al grito entusiasmado de Botones, el guardia municipal y feriante, al tiempo que aporrea con dos cucharas en una lata grande  que cuelga en un palo a modo. “¿Queréis más?” Los niños al unísono gritan a más no poder. ¡¡¡Siiiiii!!! y la réplica de Botones “¡Po toma ya!” Parabapachin-pachin-pachin. Botones con expresión de ángel viejo y rabijuo, azuza a los niños a que fueran felices,  como un Peterpan que a veces se pone uniforme verde lagarto, gorra de plato y gasta vergajo.

   Y el carnaval, donde todo el mundo sale pregonado. Hasta los mismos chirigoteros (Los gitanos señoritos) se autorretratan rima rimando con gracia repajolera:


 Este que el bombo lo toca 
es Perico el fragüero 
el de la caja Juan Cosa 
y el otro Bichito el Viejo,

También tenemos a Vallejo,
a Bichito y a Aspirina
que cuando se ven paraos
van a coger tagarninas!”

    
 Suena el final de los años cincuenta. Y la eterna murga del paro que nunca cesa. Nihil sub sole novum (No hay nada nuevo bajo el sol). Lo dice la gente romana hace la friolera de dos mil años.

   Cuando se dibuja la Semana Santa y alguien -una mujer o un hombre- desde un balcón florido pregona el dolor de Cristo, en una saeta primitiva a la Virgen de los Dolores, al Nazareno o al Santo Entierro.

                                 
Mira por donde viene
nuestro padre Nazareno
por cada paso que da
huele a lirio y a romero.


    Así se oye cantar a Genoveva, la mejor saetera de Alcalá, que llega a cantarle al Nazareno desde la cerca del Beaterio y se oye tan cercana, tan cerca, que parece estar allí mismo ¡Qué voz más imponente! ¿Qué es una saeta, sino un pregón al dolor de Cristo y su Madre?

  Llega la Romería a la Virgen de los Santos y todos los romeros la mecen en brazos, como si fuera una criaturita. En una inversión de papeles: en vez de llevar la madre a sus hijos en brazos, son ellos los que la llevan a ella, en un grito fundido en el metal del aire:
   
                                                

¡Viva la Virgen de los Santos!
¡Viva Nuestra Patrona!
¡Viva la Madre de Dios!
¡Viva!
¡Guapa! ¡Guapa! ¡Y guapa!


    A la vez que un deseo es un pregón que no cesa. Un pregón sin tiempo ni espacio. Alargado del cero al infinito. Con el fervor de los alcalaínos a su Virgencita Madre el tiempo no pasa; ni acaba, siempre arranca, empieza.

  Las Navidades con todas sus luces, buñuelos y zambombas figuran sus pregones en forma de villancicos inmortales:
                      
                                               
Campana sobre campana     
y sobre campana una
Asómate a la ventana
y verás al niño en la cuna!


O este otro:


¡Ya vienen los Reyes Magos
caminito de Belén!


Y el remate de los tomates:

                      
El borrico está en las coles
                                               
asómate y lo verás,
 hasta los tronchos se come
el pedazo de animal.
                      
Pero mira cómo beben
Los peces en el río…


Toda voz que suene alta es siempre un pregón.


   Y hasta la muerte se mal pregona por las calles de Alcalá. Luis el Petrolo, es un vendedor de periódicos de los tiempos de la República. Aquel día de enero de 1933, cae más violento el hielo sobre el frío. El monstruo de la represión asesina a 20 criaturas, que solamente pedían a gritos salir de la miseria. Voces indeseadas que nunca se deben oír: “¡Una tragedia mu grande! “¡En Casas Viejas ha corrío la sangre!” “¡Viene en el ABC!” “¡Y en el Diario de Cádiz!”

   Otras voces para la tristeza que suenan lejos de aquí; pero   suspende el ánimo a toda la gente de Alcalá: una fecha 25 de abril de 1909. Los mozalbetes voceadores de periódicos inundan las calles de Madrid: “¡El Imparcial!” “¡El País!”
 “¡Nuevo Mundo!” “¡El Liberal!” “¡Blanco y Negro! ¡Muerte de Lagartijilla! ¡Un toro mata a un banderillero de la cuadrilla de Rodolfo Gaona! ¡Terrible tragedia en la Plaza de toros de Madrid! Se trata del torero alcalaíno, Fernando Romero (Lagartijilla), al que el toro Merino, de Concha y Sierra, le infiere una certera cornada, el mismo día que la Banda Municipal de Madrid estrena un célebre pasodoble, -¡una negra casualidad!- compuesto por el maestro Martín Domingo en su nombre. Todavía suena tal espléndida composición -una obra maestra- en las principales plazas  de toros. Con  la   llegada de las fiestas de san Jorge -con las vaquillas embistiendo- se cumplen  104 años de tan infortunado momento. Va un recuerdo vestido de luces por él.

  En fin, la vida en un incesante pregonar. Pregones que quedan siempre en el corazón, que es donde anidan los sentimientos de la vida. Las cosas están expuestas a continua mudanza. Claro lo dice el Ingenioso Hidalgo de la Mancha desde la tristeza final de su muerte: “Ya en los nidos de antaño/ no hay pájaro de hogaño”.

  A pesar de los nuevos tiempos, de avances tecnológicos, en un mundo casi de ciencia ficción, seguimos oyendo las pisadas de los días. Apuntan los escolásticos que sin alma no hay tiempo. Al final, como en el bellísimo verso de Calderón: lo que nos queda es lo que no nos queda. El ser humano es más auténtico cuando sueña, porque por su mente corre el agua más clara, como el alma primitiva que convierte los sueños en imágenes. Rafael Alberti -que tanto quiere a Alcalá-  troca los sentidos con la claridad de estos dos versos:
                          
                                       
 Un recordar callado en el oído
 y un sentir que en mis ojos sin voz veo.

  
    Como no se borran nunca los colores de la memoria de un niño, nunca hay goma que borre aquellas voces de Alcalá y, venidas de fuera, que hoy son como esa neblina velada que va atravesando la lluvia. Como una boca de sombra o un eco fosilizado. Recordar es una forma de soñar con los ojos de par en par. La vida es una película y la memoria la cámara que la proyecta. Cuando se tira una piedra a una fuente de agua clara, nuestra imagen se mueve en ondas calidoscópicas, para reaparecer luego, lentamente, otra vez, y devolvernos la imagen no distorsionada. Pero ya no es la misma. Es otra diferente tocada por el tiempo. Lo que aparece es otra memoria nueva. En una y mil miradas diferentes. Como voces cautivas en el tiempo y que siempre dejan un rastro de melancolía. Por eso, he reunido todas aquellas voces pregoneras y las he tirado al agua y me ha devuelto todo ésto que acabo de pregonar. Y todas aquellas imágenes se ven hoy como un aliento lejano. Como el rumor de una amarillenta fotografía que vocea los recuerdos.

   Nada ha cambiado pero todo ha cambiado. “¡Todo baratito lo llevo! ¡Hoy tengo ganas de perder!”

  La memoria por mucho que la remueva el tiempo, siempre trae a la mente los recuerdos que nunca se echan al olvido, por más que se escondan en los recovecos del cerebro. La memoria, por muy feble que sea, siempre aparece en la cubeta del revelador fotográfico que, como una imagen -en el cuarto oscuro- va surgiendo por arte de magia. La memoria, si se le da pábulo y pabilo, siempre llega. Como en la espléndida greguería de Ramón Gómez de la Serna: “Tenía tan mala memoria, que un día se olvidó  que tenía mala memoria y empezó a recordarlo todo.”

  Muchas veces, como estos pregones que acabamos de recordar, parecen que no discurren. Que están ahí siempre y que de un momento a otro van a romper en el aire de la calle y se va a escuchar: “¡Yo oooooo eeeeeeee  lateeereeeoro!”

   Llega la primavera 2013. Siempre hay que contar los años por primaveras. Hora de pregonar a todos los vientos posibles a san Jorge patrón y sus fiestas. Unos días de  diversión merecida. Un microcosmos alegre y festivo en medio del paisaje del esfuerzo diario y las preocupaciones. Una noble manera de liberalización con buen vino a discreción, música, baile y fieras que embisten detrás del que tenga ánimo y valor de correrlas.

    Todavía queda un postrero pregón en la chistera: el del señor Manuel Ortega, el ciego de los cupones: “¡Iguales para hoy! ¡El número 13 llevo, que también toca! ¡Iguales para hoy!” (Es el padre de Diego Ortega, buen torero que es; pero no llega  a figura ¡Cosas de la suerte!).

    Por eso ahora, pregono también la buena suerte y aparcamos por un momento la alegría, esta fiesta de la alegría consumada, para acordarnos de tantas y tantas criaturas que están  y viven en la religión del sufrimiento: los parados, los desahuciados de sus casas, los pateras, los  sin techo... a todas esas gentes, que  ni siquiera tienen el lujo de llevarse un cacho de pan a la boca, al contrario de otros muchos, que presumen de ser cristianos y no saben qué hacer con la bolsa del dinero, muchas veces ganado sin honradez. Para todos va este pregón de esperanza para que, a los que nada tienen, y el grito-deseo de que a toda la humanidad pobre, le toque en justicia el premio gordo de una vida mejor ¿Para qué pedir más?

    Las fiestas de san Jorge, es sin duda una manifestación popular de alto valor estético, desafía el paso de los tiempos, porque pregonan la alegría y la abierta amistad de todos entre todos. Se mueve en un escenario sin par, con mucha intensidad cromática y dinamismo, donde se comparte libremente el riesgo, siempre candente, de la vaquilla y la pura diversión. La fascinación de ver a la gente correr alegre con el peligro latente de unos pitones ciertos y a veces certeros. Menos mal que, en esos días, san Jorge, se baja del caballo y pie a tierra canjea la lanza por capote de brega y siempre está presto al quite. Menos mal. Así que vamos a vivir contentos -tanto la gente de fuera como de dentro- esta fiesta ancestral, auténticamente del pueblo, que se pierde en los arcanos del tiempo. Una puesta en escena vibrante, con una increíble vista de la Iglesia grande en lo más alto del pueblo, donde habita san Jorge; con su imponente torre renacentista (¡a la que hay que restaurar ya de una vez, que todo hay que decirlo y protestar!). Con sus portadas gótica y toscana. Y la Puerta del Sol alcalaína o, más bien Puerta de los Vientos, de tanto como aprieta allí la levantera. Y la plaza en general con el sabor y latido de otros tiempos. Todo sigue igual pero distinto. En estos días las campanas de la Parroquia repican a gloria a la vez que a fiesta. El que pueda y quiera venir, que venga, porque los alcalaínos generosos le abren a la par el corazón y los brazos y el alma misma si  es menester. El mar no se altera por muchos ríos que reciba. Son días de concordia y cordialidad. Donde se fabrica por toneladas el buen rollo. Y mucha amistad ya sembrada, por sembrar y por recoger.

 
     Va un penúltimo pregón sonoro -compuesto por Manolo Caro, tan genial y tan hermano siempre- que suena ahora mismo,  mientras que el tiempo presente sus caras. Silencio. Es la voz  imponente y flamenca -¡y tan hermosa!- de Inma Torres, que pregona,  por sevillanas, con mucho compás y  aireo alcalaíno:

                                   
(Suena la música)
                                  
Pregona con sus pinceles
entre la sierra y el mar,
las cosas de los Gazules
no me las puedo callar
porque me salen del alma
las tengo que pregonar.

  
   Vagando por el laberinto de espejos de las calles de Alcalá, en esta primavera, la imaginación recrea a un pregonero, sin cuerpo, en una suerte de regreso al vivir posible. En estos días al clareo de la mañana, a la hora de los molletes que están calientes, un personaje de ninguna parte, llega desde el fondo de la memoria, va elevando la voz donde los vientos la lleve, en un pregón que ya -sin oírle- suena y resuena por estas calles nuestras con norte y sabor universal. Este voceador imaginario, llega como una golondrina más en la primavera.

Tal pregonero, no existe más que en nosotros mismos, pero se oye su voz de claridades, sin retórica, que sabe a pan de pueblo:

                        
¡Ya llegan  las fiestas de san Jorge,
 a  correr bien las vaquillas.
                             
Hay que disfrutar a tope,
quitarle al reloj las manecillas.
                              
Y la alegría erre que erre,
que el tiempo se va
y ya… hasta el año que viene.
¡Viva san Jorge!





                                                                 (Huerto Pico del Campo.8 de abril 2013)


NOTA:

En éste enlace se puede ver y oír el pregón completo que retransmitió Una Cádiz Televisión.


http://www.unacadiz.tv/video/xxvii-pregon-de-san-jorge-2013-en-alcala-de-los-gazules/5165