viernes, 30 de octubre de 2015

III PREMIOS TERTULIA JUAN BELMONTE

En el Club Antares de Sevilla, se celebró la tercera edición de la entrega de los premios "TERTULIA JUAN BELMONTE". Éxito completo. La sala abarrotada. No hay billetes. Acudieron ;muchos profesionales,aficionados y gente del "famoseo". Este galardón se ha convertido en uno de los más prestigiosos de la actualidad. No en vano ;los componentes de la Tertulia se esfuerza - de la que tengo el honor de ser miembro- se esfuerzan cada vez más en que todo salga con la categoría que el nombre del titular merece. Esta tertulia fue inaugurada por Curro Romero, en Cañada del Rosal /Sevilla ) donde tiene la sede. Aunque los premios se entregan cada años en lugares a designar. EN la actualidad su presidente es José Luis Sequera. Y los componentes. Javier Beca Belmonte, Pepe Belmonte, Juan Belmonte Luque, Carmen Elías, Domingo Miñano, Curro López,  Antonio Morilla, Joaquin Amérigo y Jesús Cuesta Arana.

 ¡¡¡PUERTA GRANDE PARA LA TERTULIA JUAN BELMONTE!!! 

 Van testimonios gráficos con textos de un servidor que sirvió para ilustrar un video que se emitió en el transcurso del acto y que fue largamente ovacionado.

TEXTOS DE LOS PREMIADOS ESCRITOS PARA LA OCASIÖN POR JESÚS CUESTA ARANA.

NOTA: Pinchando en sendos enlaces podéis ver los vídeos completos.

https://vimeo.com/143490309 (En el Rincón del Carrosaleño)
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http://www.mirajerez.com/24/10/2015/premios-tertulia-juan-belmonte-canada-rosal/

ENRIQUE PONCE

Desde el vientre de la madre, Enrique Ponce, ya siente el latido y la pulsión del Toreo. Niño prodigioso. Pronto juega al toro, de verdad, con el ánimo y pasión del abuelo. Lo que nace en la sangre, eso no hay viento que lo lleve.
Veinticinco años, parece que no es nada, por la bulla de los tiempos. En Enrique Ponce, si es mucho. Toda una vida y lo que queda. Todavía hay espíritu y músculo. Desde siempre sabe descifrar que el talento y la perseverancia son las claves de su obra bien hecha, de pura orfebrería fina. Vive, siente y piensa el toreo. Su ley: el toreo no consiste en ponerse bonito, sino que obedece a un estado de gracia. De revuelo del alma o de sarpullido interior. Belleza sin talento, veleta sin viento, reza el adagio popular. Intentando siempre lo inexplicable como una razón incorpórease acaba realizando lo posible. Lo fascinante no es la meta, el punto de llegada, sino la maravillosa aventura del camino, en cruzar el puente está el conquibus.
Los grandes artistas se fraguan en muchas horas de soledad y silencio. Con entusiasmo, como rayo que no cesa. Siempre fiel a la esperanza verde y oro. Abundando en la maestría que va hilando al compás de los tiempos. Con las ilusiones intactas como aquél niño de Chivas, con el terne pensamiento de que siempre quedan montañas más altas por escalar.
Enrique Ponce una vida entregada al oficio sublime de torear. De modo que la gloría siempre se romperá con él.

¿Qué sería  maestro Enrique Ponce el mundo sin ilusiones?


JUAN ANTONIO RUIZ “ESPARTACO”

Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, hereda sangre torera –por su padre y nombre por Juan Belmonte ¡Ahí queda eso!... Desde niño  percibe que una persona cuenta por lo que hace, no por lo que dice.
Torero de férrea vocación, con ambiente familiar torero (padre y hermanos se visten de luces). Un predestinado al arte de torear. El talento y el valor le vuelan por dentro. Valiente es aquel que no toma nota del miedo. Sin riesgo la gloria es huera. El valor no vale, vale ser valiente. Por encima de la valía está la disciplina, amor, buena suerte; pero sobre todo, la tenacidad. La vocación se alimenta del día a día, se respira se sueña con ella. Y todo con arte, con temple, con regla y compás. Quietud y todo muy templaíto. El toreo como temple del alma. Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, va sin prisa, con orden y tiempo donde descubre el valor del arte o el arte del valor. Una fascinación. Lo imposible para él nunca tiene significado. Torear de verdad para el maestro de Espartinas es siempre una ilusión. Ilusión que sigue intacta, intemporal, como un reloj sin manecillas. Un ejemplo cabal de torería, de clase, de portento, de generosidad a raudales con los demás. Con la ventana del alma abierto de par en par. Casa bien la cortesía con la afabilidad.
Un torero grande que, cada día, siente por las entrañas el entusiasmo de un niño que quiere ser torero.


VICTORINO MARTIN

Victorino Martín o los victorinos. La historia da buena razón.  Galapagar, norte y vientos donde se va fraguando toda una leyenda de toros con vientos universales.  Es cuestión de soñar una vida o todas las vidas que vengan: pero se logra el fin. Una ganadería en la historia y en la memoria. Victorino, se alista siempre en la misma fe, que la perseverancia no es una carrera de larga distancia, sino que consiste en muchas carreras cortas y sucesivas. En una armonización de cabeza, corazón y cuerpo. Y sobre todo la  pasión como una emoción crónica.
Victorino Martín, es ganadero pegado a la tierra, sin alharacas de señoritismo, ni muñecos en la cabeza. Un hombre llano de campo. Enterizo. En una suerte- –como la de sus toros– de añadido a la naturaleza. La experiencia y los saberes del campo le enseñan que si un cántaro da en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro. Se mueve siempre en una atmósfera de libertad con toda su riqueza poética y vital. “Toro el que pinta y no el pintado”. Esa es su realidad. El retrato siempre, –con semblante encendido, ora de preocupación, ora alegre– en los tendidos con su hijo Victorino a la vera, sombrero albo y puro incenciario,  es ya historia con alma que dice el poeta que es la memoria. Al final no hay principio, ni final sino la infinita pasión de la vida. Queda siempre lo que ya no queda.

 Victorino, un hombre bienaventurado de sencillo, con una obra sublime realizada. Pero lo que son las cosas, al final por mucha alquimia, empeño y leyes de sangre nunca sale ese toro ideal, ese toro azul. Un toro es un misterio. Un toro no piensa pero da que pensar. 


JUAN BELMONTE FERNÁNDEZ

Pasa largo el tiempo por él y no lo parece. No se le despinta nunca  la hondura de su mirada belmontina.  Juan Belmonte Fernández, matador de toros, como buen romántico es sentimental, soñador, idealista; propenso a la tristeza o a la melancolía. También cunde la alegría en una armonía de contrarios. Marca de la casa. Camina o sobrevuela por la vida con su carga de intuición,  imaginación e instinto. Un sabio del toro y su geografía. Como todos los sabios tiene una filosofía propia. Todo conocimiento y sabiduría. Una enciclopedia. Juan Belmonte Fernández,  aprende desde los primeros gritos de la niñez jerezana que para volar hay que saber primero  andar. Y así lo hace. Viste terno de luces, regenta empresas y luego se va al campo a traducir el eterno enigma del animal bravo. Más que veedor es mirador de la esencia brava del toro en su reino vegetal. Cada amanecida es para él como una pequeña vida. La vida enseña. La vida al fin y  al cabo es uno mismo.
Nunca se jacta de su estirpe  ni de su nombre. Deja salir la bondad, como trasmina la maceta de flores. Viaja por la vida con el equipaje necesario. Su retrato  presenta a un hombre menudo con el corazón más grande que el cuerpo. Antes de que se le pida, da, esa es la generosidad.  Lo ofrece todo, sin una queja. Una persona  que no es romántica no tiene el corazón muy grande. Es su divisa.
Tiene un final trágico, como su tío Juan en Gómez Cardeña,  con dos fuegos diferentes. Uno se va queriendo de la vida y el otro sin querer en una muerte que no llama a la puerta. Juan Belmonte Fernández, el viejo torero que siempre siente la pasión de vivirse y vivir con la sombra permanente del toro bravo .Y siempre camina –en presente– vestido de luz por los caminos de la memoria. Siempre.

FRANCISCO CANO

Nace cuando Belmonte tuvo su primer éxito de novillero en la Maestranza.1912. De modo que la vida le va regalando más de cien primaveras. Y que no pare.
Francisco Cano, (Cano o “Canito” en los carteles). Ve  todo y de todo fuera y dentro de los ruedo. Gorrilla blanca y firmada. Paseando por todo el mapamundi del titirimundi taurino y las celebridades. Que le quiten lo bailado. Y lo más interesante que la  mayoría de su vida gastada lo  refleja en imágenes. Cuando la tarde final de Manolete en Linares está allí como único testigo gráfico. Un respeto. Después se da una y mil vueltas por la historia taurina contemporánea.
 Érase un hombre pegado a una cámara de foto. Más que un modo de vida, una filosofía. Pronto descubre que en las fotografías hay una emoción del tiempo y de las cosas. Instantes fugaces. Una manera de pintar con la luz o grabar con la luz. En una larguísima mirada como expresión de amor a la Fiesta, cuya raíz está en el corazón.  Toda una crónica visual taurina que abarca  muchas décadas. Y sobre todo, sabe adaptar  el ojo y el objetivo lo mismo  al sol que a la sombra.
Francisco Cano se autorretrata, –tan pequeño y tan grande–, cada tarde, de callejón en callejón, respirando de cerca los rumores del miedo y la gloria, con su mirada siempre presta. La cámara como una prolongación de su cuerpo. Con su carga de ancianidad como recompensa de una bella vida.

Se le oye decir un día de primavera en Sevilla: “Se puede arrugar la cara y todo el cuerpo, pero lo que lleva uno por dentro, eso nunca se arruga”.


DIEGO MATEOS

Desde que estrena sus primeras luces a la vida, Diego Mateos, es sellado por la afición a los Toros. Está escrito. Su primer mapa campero: Gómez Cardeña, donde su padre el señor Diego cumple de mayoral. Más que cortijo Gómez Cardeña es catedral  o más bien basílica donde oficia Don Juan o El Pasmo de Triana como Sumo Pontífice. Siempre al calor, a la luz y a la buena sombrita de Don Juan. En aquel mágico ambiente echa Dieguillo los dientes de leche y le brotan las primeras pelusillas en el bigote como chorro de hormigas. Hasta la mocedad donde sirve de escudero al más grande de los toreros y a lo que sea menester  y pida la faena campera. Con el reburdeo siempre inquietante del toro entremedia de las flores del gamonal. Con la adolescencia todavía a flor de piel, se deja caer la experiencia más amarga; presencia y ve de cerca al ídolo muerto en la soledad en una estampa que nunca se le despega de la mente. Está como dormido con el retrato de Zuloaga al fondo. Lo que no pueden hacer los toros y mira lo que pasa…
Gasta Diego Mateos garrocha, de buen palo de majagua, como vaquerillo con el ganado de Guadalest en el silencio o en los silencios del campo. También echa la vara de picar con castoreño, chaquetilla bordada, calzonas  y  mona o gregoriana de hierro… por muchas plazas de Dios.
Diego guarda en casa una reliquia: un capote de brega de Juan Belmonte. De vez en cuando, torea,  de esto hace ya unos cuantos almanaques, con otros chiquillos. Aquel capote torea solo. Un prodigio.

Dieguillo, sueña siempre que sueña con el enigma del toro bravo y sigue soñando…



El prestigioso crítico taurino y estudioso en tauromaquia condijo magistralmente el acto.

Foto de familia de premiados,dirigentes de la Tertulia y patrocinadores.
ElPresidente del Club Antares entrega el premio a Victorino Martín.
El célebre ganadero de Galapagar recibe una imòresionante ovación.
A Enrique Ponce por sus 25 años de alternativa. Y dirige unas palabras manifestando que es uno de los premios más importante que ha recibido en su vida de torero.


Juan Antonio Ruiz "Espartaco" Recibe orgullos el premio por su gran vinculación sentimental con el Pasmo de Triana, Su padre fué protegido en Gómez cardeña y  le puso Juan como homenaje al genio trianero.

La viuda del torero  recientemente fallecido Juan Belmonte Fernandez , Carmen Luque, recibe de manos de Curro Romero, muy emocionada tan importante galardón al celebrarse el cincuentenario de la alternativa de su marido.





Joaquín Amérigo,recibe el premio del legendario fotógrafo Canito,que no pudo asistir por fallecimiento de su esposa, de manos del Presidente de la tertulia José Luis Sequera.




Diego Mateos,hijo del  fiel mayoral Diego que estuvo a la vera de Don Juan hasta el instante mismo de la muerte del genio en su finca de Gómez Cardeña.

Vista genere al de los galardonados con Curro Romero presidiendo


Una instantánea para la historia recogida por Pepe Belmonte.

El periodista taurino Juan Belmonte uno de los principales valedores de la Tertulia
Otra foto interesante Eduardo Miura Aspartaco y  Victorino Padre e hijo.
,El encantador Don Fernando,cura párroco de Cañadas, Diego Mateos y Jesús Cuesta Arana.
Abajo: Javier beca Belmonte,Rafael belmonte, Andrés Alfonso Quiles y Jesús Cuesta Arana



VIctorino Martín padre e hijo con Jesús Cuesta Arana

Jesús Cuesta Arana en compañía de  la encantadora Pepi,esposa de Diego Mateos. Abajo.: Rocío Aran Belmonte,nieta del Pasmo de Triana,Pepi su amiga de la infancia y Jesús Cuesta Arana.

En la imagen inferior Pepe Belmonte, que de Tauromaquia- y otras muchas cosas- lo sabe todo,autor de éstas excelentes fotos y sobretodo amigo-hermano,  Un artista y sabio.Con el excelente banderillero de primera categoría Rafael valenzuela y Jesús Cuesta Arana.






En las fotos posteriores  aparecen Javier Beca Belmonte,Rafael Belmonte,Andrés Alfonso Quiles y Jesús Cuesta Arana. Remata el reportaje Jesús Cuesta Arana respondiendo muy toreramente a la impresionante ovación del público recibida tráa la proyección de los vídeos de presentación del que fue guionista
Jesús Cuesta Arana, entusiasma al público con sus textos. El escultor llegó al público , Eso es muy importante por medio de las letras.